Según afirma Yael Ross, de Children At Risk, los pequeños suelen transmitir sus sentimientos de manera física o emocional y esto se ve reflejado en sus comportamientos. Algunos de ellos suelen mostrarse miedosos, sensibles y hasta llegan a enojarse de una manera fácil, mientras que otros prefieren no quedarse solos y no desarrollar ciertas actividades por miedo a equivocarse.