DALLAS, Texas.- "En un minuto me voy a ahogar en esta piscina, rodeada de familiares y amigos. Esto está pasando porque mamá piensa que papá me está vigilando, y papá piensa que mamá me está vigilando; pero, en realidad, nadie me está viendo. Y casi no haces ruido cuando estás luchando...", dice la niña mientras se hunde en una alberca.
Los ahogamientos en las albercas pueden ocurrir en menos de dos minutos (y sin que te des cuenta)
Cuando el cuerpo lucha por respirar en el agua, gritar o moverse no son prioridad. Las fatalidades en el agua suelen ser rápidas y silenciosas, y las cifras se disparan en el verano.
A pesar de los años, el video educativo de 30 segundos de la organización Abbey's Hope, que busca evitar ahogamientos, no deja de impresionar a Madel Pérez-Marrero, coordinadora de actividades acuáticas en cuatro centros de YMCA en el norte de Texas.
"Cada vez que lo veo se me paran los pelos", señala Pérez-Marrero, quien al igual que otros expertos enfatiza: los ahogamientos suelen ser rápidos y silenciosos. Empiezan en cuestión de segundos y pueden dejar secuelas para toda la vida o causar la muerte en menos de dos minutos.
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Solo 20 segundos es lo que toma para que el niño quede sumergido, advierte Pérez-Marrero. Y todo esto puede estar pasando sin los gritos o salpicones de agua que se ven en las películas y, con frecuencia, con un adulto cerca.
Cuando se trata de muertes accidentales o prevenibles, julio y agosto suelen ser los más mortales, destaca el National Safety Council. En comparación con otros meses del año son los más letales cuando se trata de fallecimientos por atropellamientos, golpes de calor dentro de vehículos, desastres naturales o incidentes con armas de fuego.
Durante los meses de verano, cuando se abren piscinas y lagos y los niños están de vacaciones, se registra también la mayor cantidad de muertes por ahogamientos. Un análisis del Council con datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud muestra un repunte en fatalidades que arranca en mayo y se extiende hasta septiembre, con un pico en julio.
En promedio 3,536 personas fallecen al año en ahogamientos en Estados Unidos, lo que equivale a 10 personas al día, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Se trata de la quinta causa de muerte por lesiones accidentales para la población en general, pero para los menores de 15 años, es la segunda. Entre niños de 1 a 4 años, solo los defectos congénitos cobran más vidas que los ahogamientos, señalan los CDC.
La experta del YMCA subraya otro dato: por cada fatalidad hay cinco o seis incidentes de ahogamientos que no son mortales, pero pueden causar daño cerebral severo.
De acuerdo con los CDC, un 50% de estas víctimas que sobreviven deben ser hospitalizadas o transferidas a centros de cuidado médico, lo que solo ocurre en un 6% de las otras lesiones no intencionales. Entre las consecuencias a largo plazo, enumeran: estado vegetativo, discapacidades de aprendizaje y problemas de memoria.
"No parece que se están ahogando"
Una vez a la semana, asegura Pérez-Marrero, se ofrece entrenamiento a sus salvavidades en el YMCA. Cada ahogamiento es distinto, pero las señalas no son las que muchos piensan.
"El problema es que cuando alguien se está ahogando, el niño o la persona, están usando toda su energía para mantener a flote su cabeza sobre el agua, no pueden emitir sonido", señala la coordinadora. "Cuando deja de hacer sonido, estás ante una emergencia".
El exoficial de la Guardia Costera, Mario Vittone, subraya en un blog, lo que el académico Francesco A. Pia describe como la Respuesta Instintiva de Ahogamiento (RIDA), que detalla así en un artículo de la revista especializada On Scene, titulado "No parece que se están ahogando":
"1 – Excepto en raras circunstancias, las personas que se ahogan son fisiológicamente incapaces de pedir ayuda. El sistema respiratorio fue diseñado para respirar y el habla es una función secundaria. Se debe respirar antes de poder hablar.
2 – La boca de las personas en riesgo de ahogarse se hunde y reaparece alternativamente sobre la superficie del agua y no permanece por encima de la superficie el tiempo suficiente para exhalar, inhalar, y pedir ayuda. Cuando las vías aéreas de los personas que se ahogan está por encima de la superficie, exhalan e inhalan rápidamente, mientras vuelven a descender por debajo de la superficie del agua.
3 – Las personas en vías de ahogarse no pueden pedir ayuda con movimientos de los brazos. La naturaleza instintiva de la respuesta hace que extiendan los brazos lateralmente y los muevan ejerciendo presión en la superficie del agua para sustentarse. Este empuje permitiría a las víctimas elevar su cuerpo para sacar la boca fuera del agua y poder respirar.
4 – Durante la RIDA, la víctima no puede controlar voluntariamente los movimientos de sus brazos. Debido a esta respuesta fisiológica, las personas que están luchando en la superficie del agua no pueden realizar movimientos voluntarios tales como agitar las manos para pedir ayuda, moverse hacia un rescatador o alcanzar un flotador u otro dispositivo de rescate.
5 – Del principio al fin de la RIDA las víctimas mantienen una posición corporal vertical en el agua sin que haya evidencias de que utilicen las piernas para sustentarse. A menos que sean rescatados por un Socorrista debidamente entrenado, las víctimas sólo puede luchar en la superficie del agua durante 20 a 60 segundos antes de que se sumerjan."
En su blog, republicado por Slate, Vittone destaca asimismo que esto no quiere decir que quien grita y levanta los brazos no necesite ayuda, sino que está sufriendo "estrés acuático".
"No siempre presente antes de la RIDA, el estrés acuático no dura mucho tiempo, pero a diferencia de un ahogamiento real, estas personas pueden ayudar en su propio rescate y son capaces de agarrar cuerdas o un salvavidas", escribe.
Una señal típica de alguien ahogándose, señala Pérez-Marrero, es cuando el cuerpo está en posición vertical y la persona no avanza en el agua, mientras su cabeza está inclinada hacia atrás.
Recursos para evitar ahogamientos
Centros de recreación públicos, clubs YMCAs y organizaciones como Infant Swimming Resource, para niños de seis meses a seis años, ofrecen clases de natación.
Sin embargo, destaca Safe Kids, "Las clases de natación son esenciales, pero el nivel de destreza puede variar".
En el caso de niños, expertos recomiendan designar a una persona como "vigilante del agua", que esté a cargo de verlos constantemente. Aconsejan tomar turnos entre los adultos presentes.
De acuerdo con un estudio del 2004 de Safe Kids que analizó casi 500 muertes de niños ahogados en 17 estados, un 88% de las víctimas estaban bajo el cuidado de un adulto. Pero una supervisión adecuada implica mantener la atención en ellos en todo momento.
Safe Kids incluye además consejos como mantener las piscinas con cercas y aprender resucitación cardiopulmonar.
Pérez-Marrero también enfatiza que es importante seleccionar un chaleco salvavidas aprobado por la Guardia Costera, pues los flotadores inflables no son adecuados.
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