Lo que se sabe de la madre acusada de negligencia infantil por consumir marihuana medicinal durante el embarazo

Lindsay Ridgell dio a luz a su bebé Silas en Phoenix, Arizona después de un embarazo difícil. Había tenido hiperémesis gravídica, una condición que causa náuseas y vómitos severos.

En cuanto nació Silas, en 2019, Ridgell dijo a The Lily que podía sentir que las náuseas se disipaban. Pero unos días más tarde, una trabajadora social se presentó en la habitación del hospital de Ridgell, y le dijo que la denunciaría al Departamento de Seguridad Infantil.

¿La razón?

El DCS le dijo entonces a Ridgell que la inscribiría en el Registro Central de Abuso Infantil de Arizona durante los próximos 25 años. La agencia argumentó, según TheLily, que Ridgell había descuidado a su hijo recién nacido al tratar su hiperémesis gravídica con marihuana medicinal.

Este miércoles, Ridgell y su abogada Julie Gunnigle asistirán a los argumentos orales en el Tribunal de Apelaciones de Arizona en un intento de apelar la decisión del Departamento de Seguridad Infantil y hacer que el nombre de Ridgell sea eliminado del registro de abuso infantil.

Según TheLily, se calcula que más del 10% de los nacimientos que se producen cada año en Estados Unidos están afectados por el consumo de drogas ilícitas. Pero lo que hace único el caso de Ridgell es que la marihuana medicinal ya no es ilegal en Arizona.

¿Afecta durante y después del embarazo?

Según le dijo Jamila Perritt al Washington Post, presidenta y directora ejecutiva de Physicians for Reproductive Health y ginecóloga y obstetra, todavía se desconoce en gran medida si el consumo de marihuana durante el embarazo afecta al feto en desarrollo y cómo lo hace. "Hay algunos datos que se refieren a los riesgos de parto prematuro y al desarrollo cognitivo del cerebro", dijo al medio de comunicación. "Pero lo complicado... es que es difícil separar lo que llamamos los factores de confusión".

Perritt le dijo al Post que suele recomendar a sus pacientes que dejen las drogas durante el embarazo. El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos recomienda "que las mujeres que estén embarazadas, que planeen quedarse embarazadas o que estén amamantando no consuman marihuana" porque las investigaciones son limitadas en cuanto a los daños del consumo de marihuana para una mujer embarazada y su feto.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, consumir marihuana durante el embarazo "puede aumentar el riesgo de que el bebé tenga problemas de desarrollo" y recomienda no hacerlo.

Una razón medicinal...

Ridgell dijo al Washington Post que comenzó a usar la marihuana medicinal cuando se legalizó en Arizona en 2010 para tratar su síndrome de intestino irritable. Cuando se enteró de que estaba embarazada en el otoño de 2018, habló con su ginecólogo/obstetra, que ya sabía que usaba marihuana medicinal, y acordaron que Ridgell trataría de dejarla. Pero a medida que disminuía su dosis, dijo Ridgell, comenzó a vomitar diariamente.

"No podía retener la comida", dijo Ridgell. "Estaba muy, muy enferma". Ridgell probó los medicamentos contra las náuseas que le recetó su obstetra/ginecólogo, pero cuando ninguno le ayudó, volvió a recurrir a la marihuana medicinal.

Menor de edad con enfermedades...

Cuando nació Silas, según TheLily, lo llevaron a la UCIN por dificultad para respirar y le diagnosticaron faringitis estreptocócica y hemorragia cerebral. Allí, un médico ordenó una prueba de exposición a sustancias, citando el "nerviosismo" de Silas. Cuando el test de drogas de Silas dio positivo en Buspar -el medicamento contra la ansiedad de Ridgell-, Benadryl y marihuana, un trabajador social del hospital llamó al Departamento de Seguridad Infantil.

Como gestora de casos del Departamento de Seguridad Infantil de Arizona, la propia Ridgell, rechazó los servicios a domicilio. Entonces recibió un correo electrónico en el que se le comunicaba que su caso había sido corroborado por negligencia y que estaba despedida de su trabajo.

Ridgell apeló la decisión del departamento, y en febrero de 2020, un juez de derecho administrativo se puso de su lado, encontrando que la mayoría de las pruebas del DCS "no eran el tipo de pruebas en las que una persona razonable confiaría." Sin embargo, una revisión judicial del caso en el Tribunal Superior del Condado de Maricopa confirmó la decisión del DCS.