Por: Sofía Sarabia
En tiempos más cínicos, más opulentos, más dionisiacos, había gente (ni más ni menos que los romanos) que optaba por provocarse el vómito después de un atracón y, con el estómago vacío, podía seguir comiendo. En años más civilizados, los nuestros, nos conminan a la mesura, así que frente a un banquete evitemos esa solución. Por supuesto, lo mejor sería eludir el origen del mal: comer en exceso. Tratemos de pensar en este malestar antes del tercer plato de pavo con relleno y puré de camote. Si no es el caso existen algunos remedios caseros para sobreponerse al llamado Mal del Puerco (o, en este caso, del pavo).
Lo primero es identificar el problema (somnolencia, quizá dolor de estómago, malestar y, en algunos caso, algo de culpa) para darle la solución debida. ¿Ejemplos?
Bicarbonato de sodio
Mi abuela siempre tenía un frasco con un polvo blanco llamado bicarbonato de sodio para cuando nos atracábamos de comida. Simplemente hay que disolver una cucharadita de bicarbonato en un vasito pequeño de agua; se complementa bien con un poco de limón que contiene el PH ácido que está necesitando la mucosa estomacal y es un excelente paliativo. Esto no es magia. Simplemente ayudamos al cuerpo en el proceso digestivo. Los antiácidos comunes desempeñan esta función creando compuestos similares y con añadidos, como la magnesia, que ayudan a tu estómago a superar la dura prueba a la que lo estás sometiendo.
Infusión de manzanilla o camomila
Otra vez, mi abuela siempre tenía preparada una mezcla de manzanilla seca para hacernos un te. Esta infusión también ayuda a calmar un posible dolor estomacal. La manzanilla o camomila ayuda a relajar la boca del estómago.






