Estefanía se acercó a Sofía al final de la clase de gimnasia:
Mi marido fue infiel, pero pude salir adelante: tips para enfrentar el dolor

-¿Vamos a tomar un cafecito?- le dijo.
-Con gusto- respondió Sofía
Sentadas en la cafetería del gimnasio, Estefanía se confesó ante su compañera de ejercicio.
-No sé cómo lo haces. Todas lo vinimos hablando la semana pasada. Es como si no te pasara nada. Pero todas sabemos lo que pasó con tu matrimonio. Y… ¿te puedo contar un secreto? Acabo de enterarme del mismo problema con mi marido. Solo que no quiero que nadie sepa. Estoy destrozada por dentro. ¿Qué puedo hacer?-
Sofía suspiró y dijo: - No es fácil contestar esa pregunta. Cada una tiene que encontrar su camino. Cuando mi marido me dijo que se iba, sentí que arrancaron más de la mitad de mi ser. Pasé entre llanto, furia, impotencia y un sentimiento de vacío y de culpa. Pero poco a poco, empecé a reconstruirme a mi misma. Ya no soy la misma ‘a la que le hicieron eso’ y en realidad estoy tanto mejor ahora que por más que me dolió, agradezco haberlo vivido. Porque me ayudó a convertirme en lo que soy hoy en día. Y me gusto mucho como soy ahora-
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Algunas estrategias simples que ayudan…
- Cuenta tus bendiciones todos los días. Abraza a tus hijos o a tus padres. Agradece la comida, el techo, la educación, la vida misma. El día que nos olvidamos todo lo que “tenemos” es el día que perdemos nuestra humildad ante la grandeza del universo que nos rodea y apoya.
- Celebra las pequeñas felicidades todos los días. Y festeja también las grandes. Todo vale. La vida es una sola. Gózala. Y qué pena que él se la pierda.
- Cambia tu vida. Renueva tu energía. Busca un nuevo trabajo. Empieza una rutina diferente de ejercicio. Encuentra una oportunidad para enfrentar un nuevo reto que te apasione.
- Rodéate de amigos y amigas y fortalece los lazos con las personas que amas. Muchas mujeres nos fundimos a tal nivel con nuestras parejas que nos olvidamos de mantener un espacio para nosotras, en comunidad. En tiempos pasados, esos lazos femeninos eran parte de la vida diaria. Y ahora son más importantes que nunca.
- Haz tuya la casa. Eso no significa botar las fotos– tal vez un día las quieras mirar, sobre todo si hay niños– pero sí ponerla cómoda para ti. Cambia los colores, los cojines, ponle tu toque femenino y muy personal.

El valor del perdón y de la ayuda
No te apures por buscar a una pareja. Mejor sé tu propia mejor amiga. Conócete bien. Vuelve a ti. Luego habrá tiempo para buscar una nueva relación, pero desde tu centro.
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Perdónalo. Para ti, no para él. Suena fácil, y no lo es, pero de verdad ayuda a que dejemos de cargar el peso de la ira en nuestras espaldas y permite que volvamos a fluir hacia algo mejor. Cuánto antes, mejor, pero es un proceso. Date tiempo.
Pide ayuda si lo necesitas. Un profesional en salud mental tradicional. Un médico. Un profesor. Un consejero espiritual. Asiste a un grupo de apoyo. Lo más importante es sentirte apoyada y acompañada. No es el momento para sermones, ni peor para oír más chismes. Crea alrededor tuyo un muro de protección, pero no pierdas la llave, porque después, en algún momento, querrás amar otra vez con todo tu ser.

Y finalmente…
¡Perdónate!
Esto suele ser el paso más difícil. Hasta más difícil que perdonar a tu pareja. Porque aquí se acerca el momento de la verdad, ese momento en el que tenemos que reconocer nuestros errores y aceptar nuestra responsabilidad. Es fácil culparle 100% a la otra persona pero en el fondo una relación es de a dos. Y por eso cada uno tiene su parte en la ruptura.
Otro caso real: Él la dejó y fue el mejor "regalo" que pudo hacerle
La infidelidad suele ser una señal de algo más profundo. ¿Qué es lo que no funcionaba para ti en la relación? Encuentra esa respuesta y encontrarás no sólo alivio, sino ¡una mejor tu!








