Lifestyle

5 cosas que seguro te pasaron si creciste con padres controladores

Si creciste con unos padres controladores seguro te identificarás con esto.

PUBLICIDAD

Créeme que sé lo que es crecer con padres controladores. Aunque en mi caso fue solo uno de ellos, creo que la vida hubiese sido insoportable si mis dos padres hubiesen sido controladores. Lo que sí estoy segura es de compartir contigo estas cosas que seguro te pasaron si creciste con padres controladores

1. Nunca nada era lo suficientemente bueno

Si estudiabas, podrías haber sacado mejores notas. Si sacabas buenas notas, podrías haberte destacado en los deportes. Si sacabas buenas notas y destacabas en los deportes, seguro no ayudabas lo suficiente en la casa. El problema es que, no importa lo que hicieras, nada de lo que hacías era lo suficientemente bueno para satisfacer a tus controladores padres. 

Imagen Thinkstock

2. Te hacían sentir que casi siempre estabas equivocado

Una de las señales más claras de que creciste con unos padres controladores es que, extrañamente, ellos siempre tenían razón y tú estabas equivocado. E incluso cuando empezaste a crecer y darte cuenta que, como cualquier ser humano, ellos se equivocaban, tus padres jamás estaban dispuestos a admitirlo. 

3. Dudabas de ti mismo todo el tiempo

Con la doble influencia de sentir que nada de lo que hacías era suficiente o estaba bien, es probable que hayas crecido con una gran falta de confianza en ti mismo, lo que te llevó a dudar de ti todo el tiempo. Esto es algo que muchas veces nos acompaña hasta la edad adulta cuando crecemos con padres controladores. 

Imagen Thinkstock

4. Tenías más responsabilidades que las que correspondían a tu edad

Muchas veces lo que se esconde detrás de unos padres controladores es una profunda inseguridad y miedo a la vida. Por eso tratan de controlar en detalle la vida de sus hijos. Y para prepararte para una vida que consideran hostil, es posible que te hayan cargado de más responsabilidades que las que correspondían a tu edad.

PUBLICIDAD

5. Te sentías ahogado

Como una planta que crece a los pies de un gran árbol y no recibe la luz del sol directamente, probablemente te sentiste ahogado por tener padres controladores. No podías hacer prácticamente nada sin rendir cuentas: a dónde ibas, con quién, a qué hora volvías. E incluso se fijaban en los pequeños detalles: cómo ibas vestido, si habías comido, si ibas a beber, ¡todo!

Crecer con padres controladores no es fácil. Lo bueno es que podemos aprender de nuestra experiencia para no repetirlo en un futuro con nuestros hijos.