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Un mundo centrado en los niños

Hace unos años, los niños, lógicamente, eran parte del mundo, pero el mundo no estaba adaptado para ellos. A veces esto podía ser difícil para los padres, pero en general se llevaba bastante bien. Hoy en día, vivimos en un mundo centrado en los niños, y muchos dicen que esto es solo el comienzo. ¿Somos una sociedad niño-céntrica?

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El mundo en que vivimos

Vivimos en un mundo en que los niños dejaron de entretenerse con cualquier juguete, y en el que vivimos por y para su bienestar -lo cual, en cierto punto, no está mal-. Ver que hay aplicaciones para smartphones únicamente para niños, música para niños, y en la tele solo podemos ver dibujos animados una vez somos padres, me hace pensar si no hemos llegado demasiado lejos en ese afán de que los niños no se sientan mal, aburridos, que no se depriman y su vida sea satisfactoria.

Incluso hemos llegado a puntos absurdos en los que existen aparatos para mantener atado como un títere a un niño cuando está aprendiendo a caminar, así no se cae.

Así, solo enviamos un mensaje equivocado a los niños, que se vuelven dependientes de los padres y no saben responder al dolor -ya sea físico o emocional-. Cuando un niño se empieza a dar cuenta de que para todo necesita a su padre, se desmoraliza. Además, destruye su autoestima, su empatía y su capacidad de resolver problemas, además de ser tedioso para los padres estar en cada momento de su vida sin dudarlo.

Estamos convirtiendo nuestro mundo en un lugar en el que los padres forman parte de la vida de los niños, y no al revés.

Desde un punto de vista histórico

Luego de la Segunda Guerra Mundial, los niños pasaron a ser más importantes en nuestras vidas: en 1955 se construyó Disneyworld, y se hicieron cada vez más películas para niños. En 1965 la mayoría de las mujeres estaban tomando la pastilla anticonceptiva y decidiendo cuántos hijos tener y cómo pasar más tiempo con ellos. Antes de eso, los padres simplemente dejaban a los niños a su antojo, jugando, o hacían cosas como fumar delante de ellos.

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La cultura niño-céntrica creció cuando más madres comenzaron a trabajar fuera del hogar. Así, al pasar menos tiempo con sus hijos, se sintieron en la obligación de hacer todo por sus hijos, de forma que llegaron a abrumarse por lo que los niños pedían. Hoy en día, aunque pasan más tiempo que lo que pasaban hace veinte años, son los niños quienes suelen “ocuparse” menos de sus padres.

El individualismo creciente de nuestra sociedad se manifiesta en nombres de bebé únicos y poco comunes, movimientos anti vacunación y cualquier otra cosa que signifique para los padres decir “mi hijo es único y especial”. También en nuestra cultura abogamos por la igualdad, haciendo que los niños estén al mismo nivel que los padres, quitando toda autoridad.

Algunos problemas de este mundo

Posiblemente, el mayor problema de esto es que hayamos hecho niños narcisistas: adultos narcisistas coincidieron en que sus padres los habían llenado de alabanzas vacías cuando eran pequeños.

Además, nos hemos acostumbrado a que los niños deben estar entretenidos todo el tiempo con diferentes estímulos. Esto puede ser contraproducente para un niño, que no tiene las mismas habilidades para manejar la gran cantidad de estímulos como lo haría un adulto. Y mantenerlos siempre ocupados creyendo que eso los hace felices, no nos permite ver lo que realmente quieren.

Hacer cosas solo para niños, tampoco les permite conocer nuevos mundos: no desarrolla su oído musical, no permite que los niños coman de todo si los acostumbramos a menús infantiles de hamburguesas con papas fritas. Muchas veces, los niños disfrutan cuando los padres también disfrutan, y no les resulta una tortura vivir en un mundo centrado en los más pequeños.

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En pocas palabras, en un mundo centrado en los niños, deberías buscar hacer una transición para que tu hijo sepa vivir en un mundo de adultos sin resultar herido, y tú, más feliz.

¿Qué piensas de todo esto?