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Ser madre después de los 30 por elección, ¿un «beneficio» de vivir en este siglo?

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Mis padres y mis amigos, suelen decirme que el tiempo para ser madre se me está agotando, e incluso comienzan a pensar que no quiero tener hijos. Si bien en alguna etapa de mi vida quiero ser madre, aún no siento que sea el momento.

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Estoy posponiendo mi maternidad por mi crecimiento personal. Quiero conocer el mundo, conseguir un buen trabajo y tener estabilidad económica antes de formar una familia.

A veces pienso que esperar tanto no tiene sentido y que lo único que logro es acortar mis posibilidades. Pero luego me doy cuenta de que es mi decisión y que mientras dependa de mí, está bien.

Maternidad postergada, una decisión en aumento

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Este cambio en la «edad ideal para ser madre» ha comenzado en la última década del siglo XX, con un mayor acceso a los métodos anticonceptivos por parte de las mujeres, y con una mayor participación de estas en el mercado laboral. Las mujeres, hemos retrasado nuestro reloj biológico para  disponer de más tiempo para desarrollar nuestra vida profesional.

Esta tendencia de postergar la maternidad ha tenido lugar principalmente en los países desarrollados. Por ejemplo, en Europa, la edad promedio en que las mujeres se embarazan oscila entre los 30 y 35 años. 

La verdad de tener hijos después de los 30

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Cuando un bebé llega a la familia, el mundo cambia y las prioridades también, es por eso que muchas de nosotras elegimos disfrutar de ciertas cosas antes de abocarnos por completo al rol de madres. De hecho, muchos profesionales, recomiendan tener hijos luego de los 24 años como forma de que la madurez emocional propia de la edad y la solidez de la pareja favorezcan a la crianza del bebé.

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Estudios realizados por la Universidad de Boston, indican que las mujeres que tienen hijos luego de los 30 tienen una expectativa de vida más alta. También que ser madres luego de la tercera década incrementa el sistema cognitivo de la mujer, y que el incremento hormonal propio del embarazo favorece las funciones cerebrales y la memoria.

Ser madre después de los 30 tiene muchas ventajas y ciertamente, no representa mayores riesgos en la salud de la mujer.

Lo que para otras era impensable, para nosotras es una realidad. De nuestras antepasadas, no todas tuvieron la «posibilidad» de elegir desarrollar su vida profesional antes de ser madres. Pero nosotras estamos en posición de aprovechar los «beneficios» de vivir en este siglo.