Muchos de nosotros crecimos utilizando una andadera o andador, uno de esos artefactos circulares y con ruedas que supuestamente sirven para que el bebé aprenda a caminar, pues lo sostienen mientras da sus primeros pasos.
¿Qué tan conveniente es que los bebés usen andaderas?

La ventaja que ofrecen -y una de las principales razones por la que los papás la adquieren- es que el pequeño no se lastimará mientras deambula por la casa, ya que la protección plástica que lo rodea impide que se caiga o se golpee contra algún mueble.
Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. Aunque las andadoras parecen ser seguras y permiten que las mamás realicen otras actividades mientras los bebés andan por ahí (sin descuidarlos, por supuesto), también tienen algunos aspectos negativos.
De acuerdo con un estudio publicado por la revista British Medical Journal, el uso de los andadores puede provocar que los bebés tengan un retraso en su aprendizaje para caminar, ya que los malacostumbra a tener una posición de descanso para desplazarse, en lugar de fortalecer sus piernas y su espalda.

Aunado a esto, pueden tener posiciones incorrectas y/o problemas en sus pies a largo plazo, ya que la mayoría ‘camina’ en punta y no apoyan toda la planta del pie. Además, la rueda de plástico que los rodea impide que utilicen correctamente sus brazos para equilibrarse.
Por otra parte la Organización Mundial de la Salud, en su Informe Mundial Sobre la Prevención de las Lesiones en los Niños reportó que este tipo de herramientas provoca un gran número de accidentes entre los infantes, ya que pueden voltearse con facilidad o incluso caer por las escaleras.
En algunos países, como Canadá, la venta de andaderas ya no está permitida. En el 2007, el Ministro de salud de ese país prohibió la publicidad, venta e importación de los andadores, por considerarlos un riesgo innecesario para los pequeños. Además, sus estadísticas demuestran que los accidentes ocurren porque los padres creen que los bebés están más seguros con la andadera y los pierden de vista por más tiempo.
Catalina Cuela, pediatra y ortopedista, explicó para La Nación que el ciclo natural del desarrollo mental del bebé es arrastrarse, gatear y caminar. No obstante, el uso de las andaderas puede romper esta secuencia y afectar el desarrollo del infante, sobre todo si el pequeño usa la andadera sin antes haber gateado.
«Los (bebés) que gatean hacen un entrenamiento físico e intelectual para aprender a moverse; los que usan andador son más propensos a sufrir lesiones porque no llevaron ese proceso y su mente no sabe cómo coordinar o reaccionar», agregó la especialista.

Otras instituciones, como la Academia Americana de Pediatría, también hacen hincapié en los efectos negativos de estos artículos. En uno de sus artículos titulados Andaderas de bebés: una elección peligrosa se explica que «la mayoría de los padres creen que el andador ayuda a que los bebés caminen más rápido, pero no es cierto. De hecho, retrasa ese momento».
El texto también aclara que el movimiento natural de caminar es con las piernas rectas y no muy abiertas. Sin embargo, con la andadera los niños se acostumbra a una posición diferente en la que sus piernas están más arqueadas, lo cual puede afectar la salud de su cadera y rodillas.
Lo más recomendable es acudir con el pediatra para conversar sobre las ventajas y desventajas del uso de andadores, así como los modelos más convenientes para los bebés (actualmente existen algunos que no los sujetan del todo o que requieren la interacción de los padres para utilizarse), así como la frecuencia de uso y los cuidados adicionales que deben tener los padres.
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