Es el día de hoy, con ya 14 años de experiencia en la maternidad, construída día a día y más que nada con la experiencia empírica, que uno de mis grandes temores es no saber cómo auxiliar a mis hijas en el caso de que en su tráquea quede alojado un trozo pequeño de alimento, como puede ser una espina de pescado que le impida respirar. También cuando los niños son pequeños, y conocen el mundo a través de llevarse los objetos a la boca, se corre el riesgo de que algún juguete u objeto muy pequeño, se deslice hacia su tráquea. Por eso, hoy te acerco algunos cómo auxiliar a un hijo caso de asfixia.
¿Qué hacer si mi hijo se está asfixiando?

Cómo saber si se trata de una emergencia
La tráquea está protegida por un pequeño colgajo de cartílago llamado epíglotis; tanto la tráquea como el esófago comparten una abertura posterior de la garganta, la cual la epiglotis cierra, permitiendo que los alimentos pasen por el esógago y no por la tráquea. Cuando la epíglotis no se cierra lo suficientemente rápido, un alimento puede introducirse en la tráquea; al toser reiteradas veces, la tráquea queda desbloqueada. Pero si el flujo de aire dentro y fuera de los pulmones se bloquea totalmente, la asfixia puede convertirse en una cuestión de vida o muerte.
Un niño puede estar asfixiándose cuando: es incapaz de respirar; su respiración es sibilante; se queda sin fuerzas o inconsciente; es incapaz de hablar, llorar o hacer algún tipo de ruido; su rostro de pone de un color azul.

Qué hacer en caso de una emergencia de asfixia
Llama inmediatamente al servicio de emergencias médicas. Si has recibido entrenamiento en compresiones abdominales, conocidas como maniobra de Heimlich, es momento de poner tus conocimientos en acción. La idea de las compresiones abdominales es que una repentina ráfaga de aire forzado hacia arriba a través de la tráquea desde el diafragma, desaloje el objeto extraño y sea expulsado por la boca.
Si al niño le falta el aire y está tosiendo, pero puede hablar respirar y hablar, mantén la calma y observa al pequeño. No introduzcas tus dedos en su boca, esto podría empujar el objeto aún más hacia dentro. Lo más probable es que el niño continúe tosiendo, hasta que se recupere.
Prevenir la asfixia
Todos podemos sufrir algún episodio de asfixia, pero los niños menores de tres años son los más propensos a vivir este tipo de situaciones. Por eso, es importante minimizar los riesgos.
Evita los alimentos que sean del mismo tamaño y forma que las vías respiratorias del pequeño, como pueden ser las uvas, por ejemplo.
Corta su comida en pedazos pequeños y manejables.
Pon especial atención a los juguetes y objetos pequeños que el niño pudiera llevarse a la boca.
Por último, nunca está de más, si dispones de tiempo, realizar algún curso de primeros auxilios, donde recibirán la instrucción necesaria para poder socorrer, no sólo a tus pequeños, sino a cualquier persona que sufra de asfixia.









