Los primeros pasos de un bebé nunca son perfectos. Ellos están empezando a caminar y todo el sistema nervioso, así como los músculos y articulaciones deben ir madurando y practicando cada vez mejor. Por tanto, si eres padre de un pequeño que gatea y recién comienza a caminar, has de llenarte de mucha paciencia y dejar de lado las excesivas preocupaciones.
Primeros pasos de un bebé


Modo de andar incómodo
Como cualquier otra tarea humana, aprender a caminar lleva tiempo y esfuerzo. Todo niño que recién comienza a caminar tendrá un modo de andar incómodo: con los dedos y los pies en determinado ángulo, hacia adentro o hacia fuera. Puede que esto te alarme, pero necesitas saber que no causa dolor y se elimina mientras el niño crece. Todos los saludables muchachos que ves corriendo por los parques hicieron exactamente lo mismo cuando caminaron por primera vez.
La explicación fisiológica de esto parece estar en algunas leves rotaciones que se producen en los huesos de las piernas mientras el sistema madura. Al parecer, el proceso tiene un componente hereditario. Los hijos de padres cuyos pies giraban hacia una dirección, mostrarán el mismo comportamiento en su cuerpo.

Mejorías en el andar
En el proceso de crecimiento se producen mejorías en el andar de los niños. Los huesos poco a poco comienzan a girar en un ángulo normal y los chicos aprenden a controlar sus músculos. Sin embargo, el cambio se produce de manera gradual y no es fácil para los padres darse cuenta.
Si después de un tiempo excesivo, notas que tu pequeño continúa teniendo problemas en el andar, mucho después de que la mayoría de los niños han logrado superar las pruebas iniciales, deberías consultar al médico. En algunos pocos casos estos problemas se relacionan con trastornos en otras áreas, como la neuromuscular.
Síntomas de que algo está fallando:
- El andar del nene no mejora después de los 3 años.
- Hay quejas, dolores frecuentes o cojeras evidentes.
- Un pie resalta más que el otro.
- Alteraciones en la marcha, que empeoran en lugar de mejorar.

Caminar es un proceso paulatino que los niños deben ir superando por etapas. Las formas incómodas en que comienzan a hacerlo no deben preocuparnos, siempre y cuando se circunscriban al período adecuado.
Los primeros pasos del bebé deben ir acompañados de todo nuestro apoyo y tolerancia, de modo que puedan ir mejorando poco a poco y sus sistemas motores se adapten a los movimientos necesarios para echar andar.









