A medida que van pasando los meses y vemos crecer a nuestro pequeños, los padres deseamos que se vayan concretando ciertos avances «esperados» para su edad. Uno de los previos a la caminata suele ser aprender a gatear. Sin embargo, muchos bebés de 10 y 11 meses todavía se arrastran, se menean o serpentean por el suelo, pero no demuestran ningún signo de gateo.
¿Por qué algunos bebés se saltean la etapa del gateo?

Pues, al parecer, no todos los niños pasan necesariamente por esta etapa. Descubre las razones a continuación.
Desenvolverse de forma diferente no implica un hecho negativo
De acuerdo con Anne Rowan-Legg, pediatra del Hospital Infantil de Ontario del Este (Ottawa), la mayoría de los bebés sí gatea y comienza a mostrar indicios a los 10 meses. No obstante, el hecho de saltearse este acontecimiento no implica problemas en absoluto.
Según la Dra. Rowan-Legg, «cualquier mecanismo que utilicen para trasladarse antes de efectivamente caminar estará bien». Además, no debemos olvidar que «tanto el arrastrarse como el rodar por el piso le ayudan a ir descubriendo el mundo y a explorar su entorno. Ambos factores fomentan su sentido de la independencia».

Otras formas de trasladarse
Los métodos «alternativos» al gateo pueden variar desde propulsarse con las piernas hasta arrastrarse cual serpiente. También muchos bebés se trasladan sentados, ayudándose con la fuerza de sus brazos para avanzar, o simplemente ruedan de un sitio a otro.
El miedo a que nunca alcance la siguiente etapa

A los padres no les interesa tanto el hecho en sí de que su bebé no gatee, sino de que eventualmente esto no le permita pasar a la siguiente etapa: la caminata. De acuerdo con la pediatra, «no existe evidencia científica alguna que asocie la ausencia de gateo con problemas para alcanzar la caminata». En otras palabras, no deberíamos tener miedo de que nuestro bebé nunca camine: «El hecho de que no gatee no se vincula con ninguna dificultad en el aprendizaje ni con problemas cognitivos».
No deberíamos pretender que se alcance ninguna fase del desarrollo en un momento fijo. En primer lugar, esto puede generar angustia y frustración innecesarias en nosotros como padres. En segundo lugar, tampoco resulta justo para con nuestro pequeño: él tiene sus ritmos y nosotros tenemos que respetarlos. Así que, si tu bebé se saltea el gateo, no te preocupes, simplemente prefiere hacer las cosas de otra manera, ¡y eso está muy bien!









