Cuando nació tu bebé y lo viste, quizá te quedó más claro por qué el parto había sido tan difícil. Los bebés, en general, tienen cabezas desproporcionadas en relación con su cuerpito. Aunque algunos nacen un poco más cabezones que otros. ¿Por qué?
¿Por qué algunos bebés nacen tan cabezones? El tamaño de su cabeza podría determinar su inteligencia


¿Por qué algunos bebés nacen cabezones?

Los médicos realizan varios estudios sobre los bebés al nacer, los cuales tienen un seguimiento de varios meses. Uno de ellos consiste en medir la circunferencia de su cráneo, especialmente para saber si examinar por determinadas enfermedades, que, sin embargo, no suelen ser muy comunes, aun en bebés cabezones.
Las circunferencias promedio de las cabezas de los bebés varones son de 36 cm y de un centímetro menos para las niñas. Sin embargo, el tamaño promedio de la cabeza del bebé puede variar según varios factores; uno de ellos, los genes. Si en tu familia o en la del padre del bebé las cabezas grandes son la regla, es posible que tu bebé nazca con una. Claro que en él se verá más desproporcionada, pero cuando crezca se irá ajustando.
Otras causas de una cabeza grande pueden estar relacionadas con problemas de salud, como la hidrocefalia (la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo alrededor del cerebro), una condición con la que entre 1 de cada 500 bebés nace, de acuerdo a los datos de la Universidad de Stanford. Si no fuera por los exámenes del doctor, no se podría detectar esta enfermedad.
Las ventajas de una cabeza grande

También se ha creído que los bebés cabezones pueden tener ventajas o desventajas intelectuales. Por un lado, se cree que los bebés con cabezas grandes pueden llegar a desarrollar algún tipo de autismo, pero esto en realidad no es seguro. El autismo, sin embargo, está relacionado con un crecimiento desproporcionado del cráneo en relación al resto del cuerpo, entre los 2 y los 4 años de edad. De todos modos, esta relación no es observada ni siquiera en la mayoría de los niños con autismo.
Según Today’s Parent, no hay nada de qué preocuparse, en relación a salud mental, cuando se trata del tamaño de la cabeza del niño, ya que no es un signo de dificultades cognitivas. Un estudio realizado con los datos de más de 100 mil personas del Reino Unido, de hecho, sugiere lo contrario.

Si bien el estudio se dedicó a asociar las medidas de los bebés con el desarrollo de enfermedades a futuro, consiguió una pizca de información más interesante: el hecho de que el bebé tuviera un cráneo grande determinaba un buen rendimiento, más tarde, en pruebas de razonamiento verbal y numérico. Además, la mayoría de los bebés con cabezas grandes habían terminado, de adultos, la universidad, consiguiendo por lo menos un título de grado.
Las medidas pueden ser inexactas

Todos los bebés nacen con una cabeza un poco grande para el tamaño de su cuerpo. Por eso te puede parecer que el tuyo tiene la cabeza demasiado grande, cuando en realidad es perfectamente normal. Incluso si el doctor te ha dicho que tu pequeño es cabezón, en el sentido médico, puede que su tabla de comparaciones tenga datos que no aplican para tu hijo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) exhorta a los médicos a utilizar una tabla con medidas que se basan en datos estadísticos de bebés en todo el mundo. El problema es que no todos los bebés alrededor del globo tienen las mismas medidas: esto depende de la población.

La tabla de la OMS se basa en percentiles: si tu bebé está por encima del nonagésimo percentil, significa que el 10 % de los bebés tienen medidas parecidas. Hay promedios como este para otras medidas que se toman al nacer, además de la circunferencia de la cabeza. Dado que los datos no representan específicamente a tu región o a tu población (ni a las de nadie), los promedios no deberían ser tomados de manera rígida.
Por eso no te debes preocupar si tu hijo está dentro del 5 % de la población mundial en cuanto al tamaño de su cabeza. Lo más probable es que esté bien de salud, y, quién sabe, quizá se convierta en un genio.
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