El líquido amniótico es aquel que rodea al bebé en la matriz durante el embarazo, encargándose de su protección y mantenimiento de las condiciones mínimas para el correcto desarrollo del feto. Sin embargo, existen diversas condiciones que causan la pérdida de líquido amniótico y que traen graves consecuencias para la salud del bebé.
Pérdida de líquido amniótico

Este líquido, en circunstancias normales, aumenta su cantidad hasta el tercer mes de embarazo, luego se mantiene estable hasta aproximadamente las 34 semanas, para ir disminuyendo gradualmente hasta el parto. Puedes sospechar de pérdida de líquido amniótico si has estado sufriendo de derrames de flujo (distinto al flujo vaginal), si no sientes que tú bebé se mueve mucho, o si presentas algunas de estas condiciones:
- Preclampsia.
- Presión arterial alta.
- Diabetes.
- Ruptura de la membrana, que causa fuga de líquido.
- Problemas con la placenta.
- Embarazo múltiple.
- Anomalías fetales.
La complicación más común de un bajo nivel de líquido es que aumentan el riesgo de complicaciones durante el parto. Además disminuye la movilidad y nutrición del bebé, con el consiguiente riesgo de que se enrolle el cordón umbilical.
Si has sufrido de pérdida de líquido amniótico -dependiendo de la etapa en la que te encuentres- tú médico se encargará del monitoreo preciso para asegurar el correcto desarrollo del bebé; si estás cerca de la fecha de parto, el mismo te será inducido, si estás en otra etapa, los cuidados incluyen tomar suficiente agua y estar pendiente de la actividad del bebé (si patea más o menos)









