Las mamás recientes suponemos que la lactancia es fácil y que el bebé sabrá qué hacer cuando llegue el momento de amamantar por primera vez. ¡Error! Hay mucho de cultural y aprendido. Se dicen tantas cosas sobre el tema, algunas incluso contrapuestas con otras... Para aclarar tus dudas y estar preparada echamos luz a los puntos que más generan confusión.
Mamá: esto es todo lo que debes saber de tu primera semana lactando

1. Primeros acercamientos
Al nacer, tan pronto como sea posible, es necesario procurar contacto piel con piel. Además de favorecer el apego entre ustedes, este contacto les ayuda a ti y a tu bebé. En ti, las hormonas fluirán naturalmente y estimularán la producción primero de calostro y luego de la leche. Verás como tu bebé buscará tu pezón para encontrar su alimento.

2. Puedes producir calostro hasta por 10 días
El calostro es un líquido de aspecto amarillento sumamente beneficioso para tu bebé. Le proveerá a tu pequeño de las primeras defensas para su organismo, además de proteínas y sales minerales. La bajada de la leche se producirá entre el cuarto y décimo días después del parto. Tómalo con calma y paciencia y sigue ofreciendo el pecho a libre demanda cada vez que tu bebé te lo pida.
3. No esperes a que tu bebé llore o despierte
El llanto es una señal tardía de hambre, si un bebé llora es porque realmente está desesperado por alimentarse. Si tu bebé siente hambre, tendrá gestos como chupar u olfatear tu pecho. No esperes a que llore, dale en cuanto veas las señales.
Es normal que quiera lactar cada 2 o 3 horas, pero si pide antes, no le niegues el pecho. A veces sentirás que tus pechos se llenan casualmente en el momento en que tu bebé te pide otra vez. En caso de pasar más de 3 o 4 horas de la última toma y estar dormido, deberás despertarlo para alimentarlo o tu bebé podría entrar en un letargo y perder peso por la falta de alimento.

4. Tu cuerpo se autoregula a la demanda de tu bebé
Tu cuerpo responderá a la succión del bebé, su olor y el contacto físico sirven para estimular la producción de leche. Aunque a ti te parezca que tu bebé se queda con hambre y que tienes poca leche, tu cuerpo produce el tipo y consistencia de leche que un recién nacido necesita.
En cambio, no sucede lo mismo al usar un tiraleches o sacaleches y por lo mismo, no tienes que alarmarte, esta herramienta de extracción no determina la cantidad de leche que produces.
5. La leche humana no es realmente blanca
Estamos habituados a ver leche de vaca blanca y homogénea y olvidamos que su apariencia se debe al proceso de pasteurización al que se somete la leche. La leche materna es distinta y varía según la alimentación de la madre y las necesidades del bebé. Puedes ver su color si te extraes leche, la ligera coloración amarillenta proviene de la grasa y puede variar en cantidad.

6. Los pechos no deberían doler
Si te duelen los pechos al amamantar, es probable que la boca de tu bebé no está bien posicionada sobre el pecho. Una apertura correcta es cuando su boca cubre hasta la areola del seno. Que el bebé succione solo del pezón te hará doler y podría provocarte heridas en la piel.
Otra causa de los pechos adoloridos podría ser que los conductos mamarios estén tapados. A veces la propia grasa de la leche los puede obstruir y también el estar muchas horas sin amamantar. Si te duele, pide asesoría o apoyo de una experta en lactancia.
Cómo saber si tu bebé está bien alimentado
Un bebé recién nacido y bien alimentado moja entre 10 y 12 pañales por día. Y hace entre 3 y 5 deposiciones. A medida que crezca tu bebé tendrás que cambiar menos pañales, por ejemplo, al año cambiarás unos 5 pañales al día.

Recuerda acudir a las consultas con un médico pediatra para verificar que tu bebé está creciendo bien y aclarar tus dudas. Y no tengas vergüenza de preguntarle lo que no sabes, una pregunta hecha a tiempo puede hacer la diferencia con tu bebé.








