Las campañas de vacunación infantil son constantes, y cada país tiene su sistema para asegurar que la población se proteja contra enfermedades que pueden matar si bien son de fácil prevención. Sin embargo, hay padres y madres preocupados por eventuales efectos colaterales irreversibles de las vacunas, lo que ha generado un movimiento antivacunas a nivel mundial.
Las vacunas causan autismo: entiende por qué esta afirmación es falsa y su origen

El rechazo a las vacunas se ha hecho tan presente que la Organización Mundial de Salud (OMS) lo incluyó en su lista de las 10 amenazas de 2019. La creencia de que las vacunas pueden causar autismo es uno de los ejemplos de mitos que suelen asustar a las familias.
¿Por qué dicen que las vacunas pueden causar autismo?

De acuerdo con un estudio publicado en la revista científica Clinical Infectious Diseases, es común escuchar tres tipos de argumentos que vinculan el autismo a la vacunación:
- La combinación de la vacuna contra sarampión, paperas y rubéola causa autismo al dañar el revestimiento intestinal, lo que permite la entrada al sistema a proteínas encefalopáticas (que dañan el desarrollo neurológico);
- El conservante timerosal en algunas vacunas, que contiene etilmercurio, es tóxico para el sistema nervioso central;
- La administración simultánea de vacunas múltiples abruma o debilita el sistema inmune.
Los centros para el control y prevención de enfermedades de Estados Unidos ( CDC, por su sigla en inglés) ha sido enfático resaltando que las vacunas no causan Trastorno del Espectro Autista (TEA). El organismo explica que el autismo es una condición neurobiológica del desarrollo causada por diferencias en el funcionamiento del cerebro.
El origen del mito

El Colegio de Médicos de Filadelfia, Estados Unidos, ha sido premiado por su iniciativa de promover un museo virtual sobre las vacunas, en el que cuenta, entre otros tópicos, cómo se empezó a relacionar la vacunación con casos de autismo. Y es que, entre los años 90 y 2000, se observó un aumento significativo de diagnósticos de autismo en los países en desarrollo.
Si bien las cifras en aumento tienen que ver con la evolución de las propias formas más actualizadas de identificar el trastorno, un polémico estudio con fuerte repercusión mediática terminó de construir el mito en 1995. Un equipo de investigadores británicos, liderado por el médico Andrew Wakefield, analizó a 12 niños y observó que muchos de ellos exhibieron « síntomas de autismo» tras la aplicación de la triple vacuna contra sarampión, paperas y rubéola.
Pese a que la investigación resaltaba que no se pudo efectivamente demostrar una relación causal entre las vacunas y el TEA, Wakefield declaró a la prensa que sí había una relación. Además, hizo recomendaciones para que la gente no aceptara la vacuna triple que se aplica simultáneamente, sino más bien dosis individuales en momentos distintos.
Sus declaraciones repercutieron de tal manera en los medios de comunicación que muchos padres empezaron a rechazar las vacunas en Estados Unidos y en el Reino Unido.
La verdad detrás del mito

En los años siguientes, se llevó a cabo una serie de investigaciones sobre el tema y ninguno comprobó la teoría del médico británico. Luego, Wakefield confesó que había recibido dinero para hacer tales afirmaciones, lo que provocó que su equipo se retratara por sus hallazgos dudosos.
En 2010, 15 años después de la publicación del estudio, el Consejo Británico de Medicina General le quitó a Wakefield su permiso para ejercer la profesión médica, alegando que sus actos pusieron en riesgo a un sinfín de niños y familias.
Otros argumentos en contra de las vacunas

Por otro lado, se empezó a señalar la relación de vacunas que contienen mercurio, mediante el conservante timerosal, con el autismo. Aunque diversos estudios no pudieron corroborar dicho vínculo, se formaron grupos de activistas que promueven que dejen de aplicarse vacunas en general.
Lo cierto es que el componente con mercurio terminó siendo removido de las vacunas, pero el diagnóstico de TEAs no se vio reducido. Los argumentos antivacunas, sin embargo, no se extinguieron. Actualmente, por ejemplo, se culpa a la cantidad de una veintena de vacunas que se aplican en un intervalo de tiempo muy corto a una edad tan temprana. También se culpa al aluminio en las vacunas, pero se sabe que el contenido de aluminio es más alto en la leche materna y en la fórmula láctea.
La importancia de las vacunas

El Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia de México (CENSIA), responsable del programa de vacunación gratuita para la población, advierte que «la vacunación es la estrategia más útil y segura para prevenir muertes por enfermedades infecciosas en todo el mundo».
«Hacerlo a tiempo dará a tus hijos protección temprana contra cada una de las enfermedades y sus complicaciones», remarca el organismo en consonancia con las más altas autoridades sanitarias internacionales.
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