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La nena de papá

Si eres un padre que recientemente ha tenido una niña, seguro que alguien te dijo “ la nena de papá”. A muchos les parecerán charlatanerías, pero la influencia del padre en la niña la ayuda a conformar su propia imagen, la competencia, la feminidad, además de establecer las bases de relación con todos los hombres de su vida.

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La importancia del padre

Hasta 1980 se pensaba que las mujeres se identificaban más con sus madres, y los hombres con sus padres. De esta forma, los padres eran irrelevantes a la educación de las niñas. Sin embargo, el padre es el primer hombre en la vida de una mujer, y le marca la pauta de lo que debe esperar de otros hombres.

Los niños y hombres juegan diferente, se comunican diferente y abordan los problemas diferente. Por lo tanto, las niñas deben aprender a entender a los hombres, y no hay mejor forma de hacerlo que con un hombre de confianza, es decir, con su padre.

Además, el padre tiene una enorme influencia en los factores puramente femeninos de la niña. Es el primero que le dirá a una niña lo bonita que está, y la nombrará como la más bella entre todas las demás.

El padre es el que ayudará a la hija en muchos aspectos: probablemente se desarrollará más tardíamente si tiene un padre a su lado, al tiempo que tenderá a rebelarse menos si sabe que ese hombre tan importante en su vida la entiende y espera cosas grandes de ella. Una correcta relación con un padre hará que las niñas creen lazos de amor y confianza verdaderos con otros hombres, que expresen mejor la ira, se sientan más seguras de sí mismas y tengan una correcta salud mental.

Una es niña de papá desde que nace, siempre y cuando el compromiso paterno se mantenga. Desde que son bebés, las niñas que tienen contacto con los padres se desarrollan de una forma especial. No hay que temerle al cambio de pañales, a la alimentación, a los deberes, ni a los novios de la adolescencia.

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Sin embargo, muchos padres aún se siguen sintiendo incómodos al tener una hija. Las madres crecieron vistiendo muñecas o trenzándose el cabello, mientras que los padres no tienen grandes relacionamientos de pequeños con otras niñas, por lo que no saben muy bien cómo manejar la situación. Esto se soluciona pura y exclusivamente pasando más tiempo con tu hija.

Muchas veces, los padres tienen la idea errónea de que solo podrán jugar a muñecas, pero lo cierto es que la niña apoyará otras actividades de papá. Los estudios indican que las niñas que jugaban con sus padres a juegos más masculinos, practican más deporte en la vida adulta.

Por otra parte, los padres -que en general, reprimen sus emociones- se sienten abrumados por el abanico de sentimientos que tiene la niña, especialmente esos que están relacionados con él. Las pequeñas reinas del drama a veces son difíciles de entender por los padres, que desesperados no saben cómo calmar los llantos de su pequeña. Apóyate en tu mujer, que te indicará cómo descifrar los pucheros de la niña, ármate de paciencia y llénala de abrazos y mimos.

Debemos tener en cuenta que hombre y mujeres somos diferentes: los hombres tienden a resolver todo, a las mujeres les gusta charlar. Por eso, cuando tu hija venga a casa con un problema, no solo es necesario ofrecerle una solución, sino también darle un hombro sobre el que llorar.

Bajo ningún concepto debemos dejar de ser padres. Con esto me refiero a que debemos ser la parte masculina, la femenina ya es la madre, y no podemos ni debemos intentar ocupar su lugar.

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Sin duda alguna, yo fui una de esas nenas de papá, y lo cierto es que me crié bien, siempre tuve una buena relación con los hombres y se me considera una persona bastante segura. Por eso te digo, padre, cuida de tu hija, ayúdala, comparte tiempo con ella: es la clave para su felicidad y su correcto desarrollo.

¿Cómo eres como padre? ¿Cómo es tu padre contigo?