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Hiperpaternidad: así podrías dañar a tu hijo sin darte cuenta, experta te dice cómo evitarla

Al momento de iniciarse en la paternidad, algunas personas se obsesionan con la idea de que sus hijos crezcan para ser exitosos y "perfectos" en todo.

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Muy lejos de prepararlos para un futuro prometedor, estas ideas y esfuerzos exagerados en la crianza pueden dañar de forma permanente a cualquier niño. Así lo explicó la Dra. Mariana Gutiérrez Lara, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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Gutiérrez Lara asegura que la crianza en donde los padres intentan que sus hijos sean "buenos en todo" y les exigen siempre los mejores resultados, es una conducta enfermiza que se conoce como hiperpaternidad.

La hiperpaternidad ha sido objeto de estudios científicos en todo el mundo. El término tomó auge cuando figuró como título en el libro de la prestigiosa psicóloga Eva Millet. En su obra, la autora explica que desde el inicio de la década del 2000 el fenómeno de los padres con altas expectativas de sus hijos se incrementó de manera exponencial en su propio consultorio.

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Millet define la hiperpaternidad como un fenómeno silencioso y "discreto", pero letal para el futuro de los niños:

«(En la hiperpaternidad) los padres suelen meter a sus hijos a clases de todo: ballet, violín, idiomas, etc. Esto, además de restar tiempo para jugar, les genera a los niños un estrés adicional al de las altas calificaciones exigidas desde que incursionan en la educación básica».
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Por su parte, Gutiérrez Lara recalca que esta práctica genera a futuro adultos inseguros o con niveles de autoexigencia que no les permiten desarrollar correctamente su parte afectiva y social:

«Los padres autoexigentes y mandones suelen criar hijos altamente manejables (...) Los llevan a variadas actividades para que aprendan de todo, sin darse cuenta que esta situación no sólo tiene consecuencias negativas para los pequeños, sino para ellos mismos. Conforme los hijos crezcan, los hiperpadres seguirán pensando que todos sus esfuerzos nunca serán suficientes».
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La académica de la UNAM reitera que aunque es sano que los padres se comprometan a otorgarle a sus hijos aprendizajes extracurriculares, siempre deben preguntarse si el fin primordial es la competencia o la recreación. Es ideal que los niños desarrollen sus talentos, pero el exceso de competencia puede llevarlos a ser egoístas, narcisistas y poco tolerantes a la frustración.

La hiperpaternidad empeora cuando se combina con sobreprotección. Desafortunadamente esto se presenta en la mayoría de los casos: a un niño que se le exige que sea perfecto, también se le reprimirá si llega a lastimarse. Por si fuera poco, los hiperpadres sobreprotectores insistirán en participar en todo lo que involucre a sus hijos: sus éxitos, sus fracasos y sus problemas; dificultando su propia individualidad.

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Lo recomendable, según Gutiérrez Lara, es permitir que los niños en edad escolar decidan sus propios intereses para tomar actividades extracurriculares. Los padres deben estar atentos a las cualidades y talentos de sus hijos, pero sin presionarlos.

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Un niño sano capaz de manejar las pequeñas frustraciones que se le presenten, será un adulto sano con mayor temple y criterio para manejar situaciones difíciles y desenvolver su propia identidad.

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