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Gimnasia para el bebé: aprende cómo hacerlo tu misma (II)

Imagen Thinkstock

Hoy seguimos con la sesión de ejercicios para nuestros bebés. Hace unos días les comentaba cuán importantes pueden ser estos ejercicios no solo para el fortalecimiento de los músculos del bebé, sino sobre todo para un conocimiento y un control total de su cuerpo.

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Te recuerdo que es conveniente hacer estos ejercicios cuando el bebé cumplió los 3 meses de edad. Si todavía no los cumplió, puedes darle una serie de masajes o caricias suaves, que lo estimulen pero que no les haga correr riesgo de ningún tipo.

Ejercicio para una mejor movilidad de caderas:
Con el bebé boca arriba, sujétalo por los tobillos y estírale y luego flexiónale las piernecitas.  Repítelo pero con un orden: primero la pierna izquierda y luego la derecha. Imagina que tu bebé está pedaleando, así debe de parecer. Una vez que hayas repetido ese ejercicio, flexionas sus dos piernas al mismo tiempo, acercando las rodillas a la pancita.

Otra área que es muy importante ejercitar es la de los estímulos cerebrales que recibe el bebé en sus primeros meses de vida, y que se estimulan mediante el juego y los ejercicios. La mayoría de ellos se basa en la reiteración, y aseguran un crecimiento más equilibrado, ágil y saludable.

Un ejercicio es el que se llama “patrón cruzado”, que lo que busca es que el brazo derecho vaya sincronizado con el pie izquierdo y el brazo izquierdo con el pie derecho. La idea es que estos ejercicios ayuden a fortalecer los músculos de sus caderas y piernas y le den la movilidad necesaria para cuando comience a dar sus primeros pasos. Por ello tu bebé tiene que gatear mucho. Con ejercicios de coordinación de los miembros y con mucho gateo, el bebé reforzará el desarrollo psicomotriz y sensorial.

Ejercicio para el movimiento de pregateo:
Con el bebé boca abajo, levanta sus piernas unos segundos. Con este simple movimiento repetidas veces se robustecerá su espalda y mejorará su elasticidad.

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Estimulación dérmica:
Otra cosa que puedes hacer es colocarlo boca arriba y darle suaves caricias sobre su piel. Al acariciarlo estás estimulando su dermis, con lo que se activará el área motriz de su cerebro y verás como el bebé reacciona, ya sea pataleando, o abriendo y cerrando sus manos.