Uno de los síntomas del embarazo más comunes e incómodos es la necesidad constante de ir al baño a orinar. Si estás en ese caso, seguramente te estás preguntando qué ha sucedido con tu sistema urinario y cómo solucionarlo. EntrePadres aclarará hoy las dudas sobre la micción frecuente durante el embarazo.
Dudas durante el embarazo: micción frecuente

¿Por qué hay que ir tantas veces al baño durante el embarazo?
El síntoma de la micción frecuente comienza a partir de las 6 semanas de embarazo. Los cambios hormonales que se están produciendo obligan a la sangre a fluir con mayor rapidez a través de los riñones llenando con frecuencia la vejiga.
En este período la cantidad de sangre de tu cuerpo crecerá un 50 % más que antes de estar embarazada. Ello conduce a un exceso de líquido en el organismo, especialmente en los riñones y vejiga.
Por otra parte, es probable que sientas una mayor presión en la vejiga, causada por el peso del útero que está creciendo cada día más. También sucede que, cuando te acuestas, algo del líquido retenido en tus piernas durante el día regresa al torrente sanguíneo y, en ocasiones, a la vejiga.
Micción frecuente durante el embarazo: soluciones
Para reducir el número de veces que vas al baño puedes seguir los siguientes consejos:
- Evita aquellas bebidas que tengan un efecto diurético en el organismo, como son café, té y alcohol (esta última está prohibida por esta y muchas más razones, lógicamente).
- Cuando vayas al baño, reclínate hacia adelante para ayudar a que la vejiga se vacié completamente.
- No se te ocurra permanecer sedienta para evitar las micciones frecuentes. Es vital para tu salud y la del bebé que te mantengas hidratada.
- Trata de beber grandes cantidades de agua y líquido durante el día, pero reduce la ingestión poco antes de acostarte a dormir.
Aunque estas soluciones no resuelven el problema del todo, brindan un poco de alivio al síntoma de la micción frecuente durante el embarazo. Lo importante es que entiendas que este es un momento del proceso de embarazo que pasará, como cualquier otro.
Por ahora tu organismo demanda de ti mucha paciencia, algo que seguramente necesitarás más adelante, cuando tengas que lidiar con las noches de tu bebé.









