Muchos niños tienen dificultades con la lectura. Para ellos no es tan fácil conectar letras y sonidos. Por otra parte, no han descubierto aún el disfrute que se esconde detrás de un relato y cómo la imaginación puede transportarlos a un mundo encantador. Aun así, es menester limar este rechazo e intentar acercarlos cada vez más al maravilloso universo literario. ¿Pero cómo?
¿Cómo tratar el rechazo infantil a la lectura?


Elecciones primeras
Aunque las revistas e historietas no sean libros ideales para cultivar la literatura en los niños, este tipo de texto ayuda a motivarlos hacia la lectura. No te preocupes si no tienen valores esenciales, aquello que esperas desarrollar en tu hijo. Pueden hacer que entiendan cómo una historia se muestra en una secuencia de situaciones.
Asimismo, desarrollan el vocabulario y les dicen a los niños que los libros también pueden ser visualmente atractivos. Cuando estos se sientan cómodos con la lectura, podrás empezar a alentarlos a que lean otros materiales con una variedad de contenido mucho más desafiante.

Leer en alta voz
El método de leerle al niño historias en alta voz es muy eficaz. En primer lugar, se cultiva el vocabulario del menor. En segundo, tu hijo ve cómo disfrutas leyendo. Recuerda que ellos repiten conductas de sus padres. Y tercero, lo puedes ayudar a que asocie sonidos con letras. Eso sin mencionar que tendrán un tiempo para compartir juntos, lo que resulta positivo desde el punto de vista comunicativo y emocional.
Crear oportunidades de lectura
Proporciónale a tu hijo oportunidades de lectura que sean gratificantes mediante notas simpáticas que le dejes en su entorno, cartas que reciba en el buzón o letras magnéticas que pegues al refrigerador.
Es muy bueno alentarlos a que se carteen con sus amiguitos. En este proceso se les enseña a crear historias divertidas, oraciones, palabras. Puedes también inventar juegos que requieran de la imaginación y del lenguaje, como inventar frases, escribir palabras que empiecen con una letras determinada, entre otros.

Verás que poco a poco los niños se van acercando al mundo literario de manera espontánea y sin ver en la lectura un enemigo o una presión externa. El resultado final te será agradecido por tu hijo toda la vida.









