Las madres sabemos que a los chicos se les ocurren las cosas más locas del mundo. Y a veces esas cosas locas no son para nada inofensivas y requieren un reto, o al menos una buena enseñanza. ¿Y cuál es el problema? ¡Nosotras!
Cómo rezongar a un niño sin reírnos

Dependiendo de qué travesura se trate, puede que la ocurrencia nos cause bastante gracia además de una mezcla de indignación hacia la desobediencia y de ganas de solucionar las cosas. Entonces, ¿cómo rezongar a los niños sin reírnos?
Rezongar o no rezongar
En primer lugar hay que definir el término “rezongar”. Muchas veces se trata de decir al niño /a algo fuerte para hacerle pasar un mal rato y que la próxima vez que quiera repetir la travesura lo piense dos veces.
¿Hay algo mejor que rezongar?
¡Desde luego! Explicarle por qué está mal lo que hizo. Y si además decidimos rezongarle, nuestro hijo o hija siempre debería tener la edad suficiente como para comprender lo que se le está diciendo.
Sin embargo, insisto, lo mejor es ponernos serias y explicarle por qué está mal lo que hizo y también sus consecuencias.

¿Y cómo evito la risa?
Según sea lo que el niño haya hecho, quizá no sea necesario ocultar la risa. La franqueza de una risa natural y de un tono razonable no empañará la explicación ni la lección que se avecina. Pero si su edad lo permite hay que explicarle que nos reímos de lo ridícula que resulta la situación (una cara toda pintada o que se haya puesto nuestro vestido de fiesta como un disfraz, etc.) y no porque estamos aprobando lo que hizo. ¡Y ese es el mejor momento para explicarle las consecuencias de volverlo a hacer! Con calma, pero con firmeza.
¿Y si la travesura es grave?
¡De ninguna manera te rías! Si lo haces no habrá explicación ni lección que valga. ¿Cómo lograrlo? Piensa en algo triste, especialmente en las desagradables consecuencias de la travesura de tu hijo. ¡Y verás cómo el momento la risa será cosa del pasado!
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