Seguro que esta escena de película te suena conocida. La madre llega del trabajo con los minutos contados, para salir a realizar algunas compras al supermercado, antes de tener que encerrarse en la cocina para hacer gala de su arte culinario. El pequeño niño reclama su atención, y a pesar de la prisa, le dispensa unos momentos para mimarlo y compensarle las horas que estuvieron separados.
4 disparadores de rabietas en niños

A pesar de su alegría, la madre nota que está fastidioso, algo cansado, y tal vez, el hambre le hace cosquillas en la pancita. Aún así, lo lleva al supermercado, en el que la espera una batalla campal, porque se encapricha con cada uno de los objetos que allí están expuestos, no importa qué sea; lo importante es hacer la rabieta, el capricho, el pataleo. Lejos de sentirse la heroína de esta película, la madre se siente la víctima de un habilidoso manipulador.
Para volver a transitar las aguas calmas que propone una película romántica, y salir del drama, te propongo que conozcas los escenarios posibles donde tu pequeño puede llegar a estallar en una incontenible rabieta. Ya lo sabes, mejor prevenir que curar.
Cómo evitar las rabietas
Si te consuela, es bueno que sepas que entre el 70 y el 90% de los pequeños entre el año y medio y los tres años, suelen protagonizar estos estallidos de llanto y gritos, conocidos como rabietas infantiles.
Es difícil contener las emociones de los niños a esta edad, pero sí puede ayudar a reconocer las situaciones que pueden servir de disparadores para que nuestros pequeños realicen las rabietas. Por eso, señores y señoras, aquí están, estos son, los cuatro disparadores de rabietas en niños.
#1 El cansancio
Cuando duende cansancio asoma sus piecitos, nada lo para. Trata de respetar los horarios de descanso y siesta de tu pequeño, y ten a mano siempre, su frazadita preferida, su peluche preferido, para esas ocasiones en las que si los compromisos así lo requieren, puedas improvisarle a tu pequeño, un área donde descanse tranquilamente.
#2 El hambre
El duende hambre tampoco da tregüa. Recuerda que el hambre es una sensación de ansiedad, y que los niños pequeños comen pequeñas cantidades, por eso es normal que tengan más hambre con más frecuencia. Ten siempre a mano, unos bocadillos salvadores y nutritivos para mitigar los ataques de hambre.
#3 Ser el centro de atención
Si, como padres ya lo sabemos, nos reconocemos en los ojos de otras mamás cuando llevamos a nuestros niños a jugar al parque un rato por la tarde. Nuestros niños quieren ser el centro de atención todo el tiempo, y cuando no lo logran, tirarse al piso es sólo el principio de una espectacular muestra de arte drámático. ¿Por qué todos los niños de esta edad quieren convertirse en pequeños Hamlet? Ser o no ser, poner o no poner límites, esa es la cuestión. Aunque en el camino, tu pequeño quiera seguir demostrando sus aptitudes actorales.
#4 Nuestro apuro
Los niños pequeños necesitan tiempo para transitar de una actividad a la otra, más allá de nuestra urgencia, más allá de nuestro apuro. Recuerda que están aprendiendo nuevas habilidades a esta edad, y necesitan tiempo y concentración para eso. Si vas a salir, y tu pequeño insiste en atarse él los cordones de las zapatillas "él solito", que la ansiedad no te gane; ésto sólo lo ofuscará y precipitará la rabieta de tu pequeño, de la que en honor a la verdad, tú serás la única responsable.
Más allá de los recaudos que puedas tomar, ser asaltados de vez en cuando por algunas rabietas de los pequeños es inevitable. Sólo nos queda aminorar los daños colaterales, previendo los momentos en los que pueden desatarse.
¿Cómo manejas las rabietas de tus pequeños?









