Una técnica de autohipnosis
La autohipnosis se utiliza para motivos diversos, pero todos están relacionados a la obtención de relajamiento muscular y mental extremos. Existen diversas técnicas para obtener un estado autohipnótico, pero en este caso me centraré en la que consiste en la autorrelajación muscular.
Para comenzar el trayecto hacia el que nos llevará el estado de autohipnosis debemos asegurarnos de que nos encontramos recostados en una superficie cómoda, teniendo la seguridad de que nadie nos interrumpirá por nada del mundo. Al estar en esta posición es importante cerciorarse de que estamos en un completo estado de relax, sin tener ningún músculo contraído.
Una vez sabido esto, nos concentramos en el primer paso de esta técnica. Extendiendo el brazo verticalmente con el puño cerrado y el pulgar extendido lo llevaremos hacia atrás de nuestra cabeza siguiéndolo con los ojos pero sin mover nuestro cuello. Cuando sintamos que nuestros ojos no pueden desplazarse hacia más atrás dejaremos el brazo en esa posición por un rato, hasta que sintamos que nuestros ojos están muy cansados. En ese momento pensaremos en el placer que nos dará cerrarlos, los cerraremos y bajaremos el brazo. El primer paso está cumplido.
El segundo paso consiste en concentrarnos en nuestra respiración. Inhalaremos y exhalaremos tomando conciencia de cómo nuestro cuerpo se desplaza hacia arriba al inhalar y cómo se desinfla al exhalar. En el momento de la exhalación debemos concentrarnos en eliminar toda tensión mientras soltamos el aire.
Luego, en tercera instancia, iremos relajando nuestro cuerpo parte por parte, comenzando por un brazo, yendo al otro, luego con una pierna, luego con la otra hasta llegar a que todo el cuerpo esté relajado por completo.
Al ingresar a este estado sentiremos la ambigüedad propia de la hipnosis. Nuestro cuerpo se sentirá pesado y liviano a la vez, además de sentir nuestra mente lejos y cerca de todo lo que se encuentra en nuestro entorno. Durante este estado dual tenemos pleno control sobre nuestro cuerpo y mente.
Cuando sintamos que la autohipnosis ha sido suficiente, pasaremos a la cuarta fase de la misma: la desconexión. Sentiremos la palabra “uno” y abriremos los ojos. Al sentir la palabra “dos” haremos leves y suaves movimientos con nuestras manos y piernas, para ir sintiendo nuevamente nuestro cuerpo. En el momento en el que sintamos “tres” el ejercicio finalizará, haciéndonos volver a nuestro estado normal, sintiendo una relajación suprema y un revestimiento de energía pleno.
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