Porque siempre podemos aprender de otras personas...
¡Un ejemplo a seguir! J. Lo nos devela sus mejores secretos para permanecer siempre tan sana y bella


Jennifer López parece que ha detenido al tiempo, en su piel no pasan los años y su cuerpo luce espectacular. La pregunta es, ¿cómo hace?
Pero parece que su belleza no viene por arte de magia, sino que todos los días pone en práctica estos consejos que más bien son elecciones de vida.
Tratar de no tomar sol

J. Lo prácticamente no toma sol. Ella misma lo asegura, porque sabe que los rayos solares son dañinos para la piel y aceleran el envejecimiento.
Pero tampoco anda escondida en las vacaciones o los días de calor. Disfruta del sol pero siempre con toneladas de protector.
Información recomendada: Cómo proteger la piel de los efectos del sol
Nada de cafeína (ni otras drogas)

También es consciente de que la cafeína, el alcohol y el tabaco arruinan la piel, por lo que ha elegido desterrarlos de sus hábitos.
¿No toma café? Calculo que lo tomará descafeinado, y no consumirá otras bebidas que contengan cafeína. ¡Gaseosas cola fuera!
Muchos vegetales verdes

En su dieta, J. Lo incorpora gran variedad de vegetales verdes, que contribuyen con su figura y su piel.
Pueba comer más acelga, espinaca, lechuga, brócoli, repollitos de Bruselas, espárragos y otros. ¿Lo harás?
Dormir bien

Aunque a Jennifer López le gustaría dormir 10 horas al día, se conforma con 7 u 8, SÍ o SÍ.
Dormir bien a diario no solo te garantiza estar descansada y atenta a las actividades del día, sino que hace que tu organismo funcione de maravillas y tu piel luzca aún mejor.
No te pierdas: ¿Cuántas horas deberías dormir según tu edad?
Ejercicio obligatorio
No puedes saltear el ejercicio si quieres lucir como J. Lo, ¡es un hecho! Ella tiene un personal trainer en Nueva York y otro en Los Ángeles, para no dejar de hacer su actividad física esté donde esté.
Ya ves, no hay nada mágico en los secretos de belleza y salud de J. Lo. Solo se trata de perseverancia, esfuerzo y disfrute a lo largo de los años. La clave está, entonces, en pensar en el bienestar sin caer en la obsesión.






