Lifestyle

¿Qué es la contaminación alimenticia?

Los alimentos contaminados provocan que millones de personas en todo el mundo caigan enfermas. Un alimento contaminado por un agente patógeno tiene el mismo aspecto que un producto sano: no tiene mal olor ni mal sabor, y cuenta con una bonita textura. El único momento en el que el consumidor percibe su error, es cuando cae enfermo.

PUBLICIDAD

Espinacas y verduras con hojas

Imagen thinkstock

Las verduras con hojas representan cerca del 30% de todas las enfermedades de origen alimenticio. El problema con las verduras con hojas es que se pueden comer crudas, y por esta razón se deben limpiar muy bien. Pero la contaminación puede llegar al hogar del mismo modo que a la granja. Por esta razón, se debe evitar limpiar las carnes y las verduras con hojas en el mismo recipiente, y no cortarlas en el mismo lugar. Conviene además tener cuidado con las carnes que gotean en la parte de abajo de la nevera, donde se guardan las verduras frescas.

Los huevos

Imagen thinkstock

Otros de los alimentos de riesgo son los huevos, que suelen ser portadores de salmonelosis (infección bacteriana provocada por enterobacterias del tipo Salmonella), una de las enfermedades de origen alimenticio más frecuentes del mundo. Los expertos estiman que el riesgo de sufrir una salmonelosis es de un 0,05% (50 casos de cada 100.000 personas cada año se ven afectadas en los países más ricos del mundo). Esta intoxicación alimenticia presenta los siguientes síntomas (que suelen ser benignos y pueden durar una semana): diarrea, fiebre, dolores abdominales, vómitos, dolor de cabeza, náuseas.

La contaminación alimenticia en los huevos es casi sistemáticamente debida a la bacteria Salmonella. Los expertos piensan que por cada caso de salmonelosis declarado, 38 casos no lo son (puesto que el paciente se cura en casa sin consultarlo con el médico).

PUBLICIDAD

La mejor forma de protegerse de la salmonelosis está en cocer los huevos hasta que dejen de estar blando o babosos.

El atún

Imagen thinkstock

El gran problema con el atún no es tanto el mercurio, sino una toxina natural llama escombrotoxina. Esta toxina puede acumularse en la carne del atún si no se conserva a temperatura suficientemente fría tras su captura. Técnicamente, la intoxicación alimenticia se produce por culpa de la formación de histamina tras la degradación bacteriana de la histidina (presente en gran cantidad en los peces como el atún, el bonito o la caballa).

Por desgracia, esta toxina no se puede eliminar, ni siquiera después de haber cocinada el atún. Los síntomas que sobrevienen tras el consumo del pescado contaminado son dolores de cabeza, náuseas y palpitaciones.

Conoce también: 8 alimentos que pueden enfermarte

¿Sabías qué es la contaminación alimenticia? ¿Has sufrido de este problema alguna vez? ¿Le has agarrado "manía" al alimento contaminado?