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Periodista vence la depresión, pierde 20 kg y elimina la grasa de sus piernas con 1 solo hábito

Quien mira a Giselli Souza no podría imaginar que ella sentía vergüenza de su propio cuerpo, que solo usaba ropa larga y negra, y que no compraba calzas, porque se rehusaba a usar su talle 46. La playa, uno de los lugares que ella más amaba, era un lugar prohibido.

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Cuando llegó a los 80 kg, a los 27 años, la periodista decidió que era hora de cambiar su vida, adelgazar no iba a ser fácil, pero valía la pena. Para perder 20 kg, vencer la depresión y superar la muerte de su madre, Giselli, que hoy tiene 35 años, tuvo que aprender a amarse a sí misma y correr fue su principal herramienta.

Depresión y enfermedad terminal de su madre: una combinación fatal

La periodista contó a VIX que, durante su adolescencia, nunca había tenido problemas para mantenerse en los 60 kg, bien distribuidos en su cuerpo de 1.68 m, pero que las cosas comenzaron a empeorar cuando se mudó de Santos a San Pablo para estudiar en la universidad, a los 18 años.

Giselli comenzó a ir con frecuencia a fiestas, a beber y fumar mucho, y no hacía ejercicio — porque no tenía ánimo, llegaba muy tarde a su casa y porque, por culpa del cigarro, tampoco tenía aliento. «Viví en una residencia de estudiantes y después sola», explicó, «comía mucho en la calle, comida congelada, chatarra y dulces, que siempre fueron mi tentación». En poco tiempo ella engordó 6 kg y, con el paso de los años, llegó a su peso máximo: 80 kg. En total vivió con sobrepeso durante una década.

Entre 2007 e 2008, Giselli enfrentó una depresión profunda, que tomó cuatro años en superar. Durante ese período, el exceso de fármacos para la ansiedad y depresión hicieron que ella continuara sin perder peso, aunque ya hubiera comenzado a ejercitarse. Como si fuera poco, también descubrió que su madre tenía cáncer terminal: metástasis ósea y cerebral. «Hice catarsis emocional también. Usaba la comida para aliviar los problemas personales que estaba enfrentando — sobre todo la enfermedad de mi madre — y todo eso se unió para resultar en un estilo de vida muy autodestructivo».

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En medio de la tristeza por la dolencia de su madre, Giselli encontró una «motivación» para cambiar su vida. «Me di cuenta de que era hora de hacerlo y, quién sabe, de dejar a mi madre más tranquila para irse. En 2007, por invitación de una expareja, fui a un parque para conocer a un grupo de corredores y comencé a caminar y a correr en pequeña medida», explicó.

«Correr me transformó. Me devolvió a mi esencia»

Giselli tenía muchas dudas, dificultares para despertar y muy poca disposición, pero se esforzaba por ir al parque, con o sin su expareja, corría lentamente y, a veces, fumando un cigarro después de entrenar. Meses después, ella logró dejar de fumar, comenzó a perder un poco de peso y a participar de sus primeras carreras de 5 km, aunque algunas partes del recorrido debía hacerlas andando.

En 2008, Giselli comenzó a correr en las competencias de 10 km, con muchas dificultades debido al sobrepeso, pero fue adquiriendo el gusto por el ejercicio. Ella contó que, cada vez que completaba una prueba, sentía que algo despertaba dentro de ella: la voluntad de vivir, por más de que debía ver a su madre debilitándose por la enfermedad.

«Con el tiempo dejé el cigarro, a mi novio, mi madre falleció (en 2010) y caí en cuenta de que correr me había transformado», señaló, «la verdad, hacerlo me devolvió a mi esencia: a ser una persona más positiva, confiada y feliz con la vida». Un mes después de la muerte de su madre, ella completó la São Silvestre, una carrera que se lleva a cabo cada año en San Pablo. Fue un momento mágico, liberador y especial: ella contó que ahí pudo percibir exactamente cuánto había cambiado su vida y cómo ella quería convertirse en una persona diferente.

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La pérdida de peso, sin embargo, fue gradual; en parte porque, según Giselli, adelgazar nunca había sido su prioridad. Entre 2007 y 2010, ella pasó de 80 a 70 kg, y se mantuvo en ese peso hasta 2012. «En mi cabeza yo podía comer lo que quisiera ya que después podía entrenar y no engordar. Y, de hecho, no engordaba, pero tampoco adelgazaba», explicó.

Aprender a comer de nuevo

Fue solamente a partir de 2012, casi cinco años después de comenzar a correr, que Giselli buscó una nutricionista para que la oriente, e incluso así perder peso fue un proceso lento, alrededor de 500 g al mes. Necesitó paciencia y mucha dedicación para no desistir.

Mucha gente cree que ir al nutricionista es una inversión inútil e inviable, pero Giselli aseguró que, para ella, que ya había pasado por el despacho de muchos profesionales, hizo toda la diferencia y valió mucho la pena. «Tanto como para los que quieren adelgazar como para los que quieren avanzar en los deportes, la alimentación muchas veces cuenta más que el entrenamiento. Y no siempre la mejor nutricionista va a ser la más costosa», contó.

Giselli pasó a alimentarse de forma más natural, con pocos productos procesados, menos carbohidratos y más proteínas, legumbres y verduras. Los panes y las pizzas son raros en su dieta y la tapioca es su comida favorita: la come cada mañana. Además de eso, los jugos con frutas, proteínas magras (pescados y pollo), grasas buenas (aguacate, castañas), carbohidratos con bajo índice glicémico (boniato y calabazas) y muchos huevos (tres por día en promedio) también integran la dieta de la periodista.

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«Las lecciones que aprendí en la alimentación son: siempre vamos a tener antojos y no todo lo que "todo el mundo come" sirve para nosotros. La clave es seguir fielmente las instrucciones de la nutricionista y entender los sentimientos que tenemos en relación con la comida», dijo.

Hoy, además de correr todos los días, Giselli practica musculación de dos a tres veces por semana, hace natación también dos veces por semana, yoga una vez, además de masajes deportivos y, de vez en cuando, pilates. Además, ella trabaja como analista de comunicación en el mercado financiero y está cursando un MBA en Marketing Digital, que toma dos días a la semana.

Ella adelgazó, en total, 20 kg. Ahora pesa 60 kg, tiene 18 % de grasa corporal y cambió la relación que tenía con su cuerpo. «Antes me ponía metas poco realistas. Me pasaba todo el tiempo inspirándome en otras personas, en vez de mirarme a mí misma y hacer las cosas. Cuando empecé a enfocarme en mí y aceptar que sería difícil, pero no imposible, fue que realmente cambié. Solo cambia quien está dispuesto a hacerlo, no quienes solo sueñan en cambiar. Soy mucho más yo ahora, a los 35, que a los 25», contó.

«Todos llevamos una diva adentro»

La primera medio maratón de Giselli fue en 2012, y en 2013 corrió una completa en Río de Janeiro. Eso le dio la idea de comenzar un blog: las Divas que Correm, para inspirar a que las mujeres cambien sus vidas con ayuda del deporte. En ese espacio la periodista busca reunir mujeres que quieren cambiar de vida con las carreras: ellas comparten experiencias, se motivan mutuamente e intentan llevar cada vez más «divas» para el deporte.

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«Mi objetivo es conseguir que más mujeres junten el coraje para dejar la zona de confort del cigarro, del sofá, de la obesidad y hasta de la depresión para buscar una mejor versión de ellas mismas. Al final descubrimos que no necesitamos imitar a nadie, ya que todas llevamos una diva adentro. Basta con tener la voluntad y el deseo real de querer liberarla», señaló.

No siempre es fácil, pero la periodista tiene el truco: todo está en tu cabeza. A partir del momento en que la relación con los alimentos y las personas cambia, el cuerpo responde. «Va a ser lento, pero va a ocurrir. No importa si te entuciasme, que sea aburrido o cansador. Los cambios pueden demorar, pero serán definitivos», finalizó.

Original Author: Marina Garcia Original Author URL: https://www.vix.com/pt/users/marina-garcia
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