Para leer después: una de cada cinco personas es un procrastinador crónico

No queda cosa en el mundo que los científicos no hayan estudiado (o eso parece). Hasta las cosas más insólitas e impensadas tienen a un grupo de académicos e intelectuales por detrás. Por ejemplo, ¿sabías que un grupo de investigadores creó una base de datos con todos los animales que tienen flatulencias?

Es cierto, y también existe un grupo de profesionales de la psicología que investiga uno de los comportamientos más comunes del hombre: procrastinar.

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Un grupo de 60 participantes se reunió en Chicago para la conferencia sobre la investigación de la procrastinación y un periodista del New York Times fue con ellos. Lo que escuchó es más interesante de lo que crees. Según Joseph Ferrari, un profesor de psicología en la Universidad DePaul, «todos procrastinamos, pero no todos somos procrastinadores».

Según los investigadores, una de cada cinco personas en el mundo es un procrastinador crónico. Y eso es serio porque puede causar problemas psicológicos si no se trata de forma apropiada.

Cuando la vagancia se convierte en problema

Todos procrastinamos cuando tenemos que hacer una entrega, por ejemplo. Nos levantamos temprano decididos a trabajar todo el día. Pero primero desayunamos, y después miramos los mails y uno de ellos nos lleva a un video de YouTube divertidísimo, y ese a otro y antes de que podamos reaccionar ya son las ocho de la noche y no hemos logrado nada en el día.

¿Te ves reflejado? Si es así es porque procrastinas como una persona normal. Pero según la definición científica, un procrastinador crónico es el que deja todo en su vida para después y que después tiene que sufrir consecuencias serias, como desempleo, problemas económicos y baja autoestima.

La diferencia entre una persona que procrastina y un procrastinador es igual a la de una persona que es ordenada y alguien que tiene déficit de atención. Uno es una característica de una persona y el otro es un problema.

Si crees que puedes ser un procrastinador crónico, no decaigas. Según los profesionales, la condición se puede cambiar con ayuda. Lo importante es «aprender a controlar los pensamientos y las emociones antes que el tiempo».

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