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Nos contaron estos 5 sueños que superan tus peores pesadillas

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En estas fechas abundan las historias fantásticas y llenas de misterio, no hablamos de los absurdos sucesos que nos daban miedo cuando eramos niños, sino de las pesadillas, esas que te hacen despertar a mitad de la noche con taquicardia y ganas de llorar.

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Le preguntamos a nuestros lectores y estas son las historias que nos contaron:

 #1 La deliciosa muerte de cuna

Una vez soñé que mi tía me encargaba a su recién nacido mientras ella iba a comprar su comida. Cuando ella se retiraba, yo lo tapaba para que no pasara frío, y como había olvidado algo en la casa de a lado, pues iba, pero lo peor es que cuando volvía me daba cuenta de que el niño había muerto de asfixia y como no sabía qué hacer me lo comía. Luego empezaba a tener mucho miedo porque lo que menos quería era que mi tía se diera cuenta que por mi culpa su hijo había muerto, entonces cuando volvió, le dije que ella había dejado la puerta abierta y que alguien había entrado a la casa y que se lo había llevado. Al principio ella me creyó y me decía que no me preocupara, pero mi conciencia me invadía y finalmente le terminaba confesando el atroz suceso.

Jessica  Villegas, 24 años.

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#2 Soy Dios y debes matarlas

Estaba en un evento con algunos familiares, y una prima me dejaba cargar a su nuevo bebé (en ese tiempo acababa de nacer el niño y todos en la familia lo amaban), y a mí se me caía. Mi tía y mi abuelita me ponían una regañiza espantosa y yo me iba corriendo y llorando con miedo de que me regañaran más. Iba hacia una iglesia a pedir que me perdonaran por lo que hice y, justo en la entrada, del techo me caía una pistola. La tomaba, miraba hacia arriba y no había nadie. Una voz me decía: "Soy Dios, yo te la envié. Creo que sabes lo que tienes que hacer. Tu abuelita y tu tía no te van a perdonar que dejaste caer al bebé. La única solución es que las mates con esa pistola". Y yo le decía que no podía hacer eso, que estaba horrible y que me negaba. Y la voz me decía: "Soy Dios y tienes que hacerme caso. Te envié la pistola por algo y tienes que darle uso o vas a estar condenada para siempre. Tú decides". Iba a ver a mi hermano, en llanto y desquiciada, y le contaba la situación. Él sólo me ignoraba y se reía. En desesperación, iba a mi cuarto y sólo decía: "No puedo hacerlo, no puedo. No puedo matarlas. No quiero". Y pensaba: "Dijo que tengo que darle uso. Me voy a suicidar y ya se soluciona todo". Y me ponía la pistola en la sien. De pronto la voz me decía: "¡No! ¡No te la di para que te mataras! Te la di para que las mataras a ellas, te lo dije. ¡El suicidio es pecado y si lo haces, te voy a mandar al infierno!" Y yo lloraba y gritaba. Temblando, sudando y llorando salía de mi cuarto, iba hacia donde estaba mi abuelita con mi tía, les apuntaba con la pistola... me la metía en la boca y jalaba el gatillo. Desperté justo en ese momento.

Sara Silva, 29 años.

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#3 La novia asesina

Iba caminando por la calle con mi ex novia, íbamos para mi casa. Justo al dar la vuelta en la esquina de mi calle, un ser encapuchado salió de sorpresa y le clavó una daga mi ex. Enfurecido derribé a quien apuñaló a mi ex novia, cuando caímos pude ver que quien acababa de matar a mi ex era mi actual novia. La solté y me dirigí hacia donde estaba mi ex, traté de hacer algo para ayudarla, no había nada qué hacer. No lloré desconsoladamente como en las películas, fue un sollozo hondo y duro. Desperté llorando.

Miguel Ángel, 26 años.


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#4 Una rata devoró mi mano

Estaba acostado en un sillón en una cabaña mientras algunos amigos platicaban, como si fuera el final de una fiesta, y una rata me estaba royendo la mano. Intentaba alcanzarla para quitármela pero mi brazo avanzaba en cámara lenta y se detenía por completo antes de llegar a la rata, no podía hablar ni hacer ningún sonido para ahuyentarla o pedir ayuda. Mis amigos pasaban junto a mí y ninguno de ellos podía ver la rata, que seguía royendo y royendo a través de mi mano.

Fernando, 26 años.


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#5 Viajes astrales

Estaba en la prepa (aunque ya había salido de la universidad) y me empezaban a seguir sombras (o personas) que me daban miedo, pero que no lograba reconocer exactamente. De repente corría de un pasillo a otro y cuando me daba cuenta ya estaba en los pasillos de la primaria donde estudié. En ese momento me di cuenta que era un sueño y comenzaba a decirme a mi misma que debía despertar. Desperté, pero no estaba en mi recamara. Aparecía en una casa con cuartos y pasillos muy confusos bastante tétrica y comenzaba a ver espíritus de nuevo. Bajaba y subía escaleras corriendo, salía de cuartos y no lograba ponerme a salvo, en todos lados había espíritus y de repente aparecí de nuevo en la primaria. Lo supe enseguida: De nuevo estaba soñando. Había soñado dentro de otro sueño y sólo necesitaba despertarme. Esta vez me costó más trabajo pero lo logré, desperté. Pero cuando desperté en mi cuarto me veía a mi misma durmiendo. Me dio mucho miedo y más cuando recordé que yo me había dormido al revés de cómo yo me veía, es decir, yo recordaba que mi cabeza estaba del otro lado del colchón del que me estaba viendo (parecía como si todo estuviera al revés) y razoné que nuevamente era un sueño, pero ahí ya me dio mucho miedo, porque había estado en un sueño dentro de un sueño dentro de otro sueño. Pensé que estaba muerta y por eso me podía ver durmiendo. Hice mi último intento por despertar y me costó mucho trabajo. Cuando por fin desperté, me costó mucho tiempo saber si esta vez sí había despertado, si seguía soñando o si me había muerto y yo seguía sin darme cuenta.

Karen Barrera, 25 años.

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¿Alguna te parece conocida?

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