Mucho se habla hoy del poder del pensamiento positivo y de la importancia de la buena energía. De todas maneras, y por mucho que lo intentemos, ser positivos las 24 horas del día, los 365 días del año puede ser muy desafiante y agotador.
No todo son sonrisas: 6 beneficios de ser pesimista


Es por eso que regocijarnos en el pesimismo puede tener sus ventajas de vez en cuando, todo depende cómo y cuándo lo usemos...
Elige bien tu tipo de pesimismo

Por si no lo sabías, existen diferentes tipos de pesimismo y a pesar de que muchas veces se lo concibe como algo negativo y malo, hay un tipo de pesimismo que de hecho puede ser beneficioso. El pesimismo defensivo en muchos casos prepara a la personas para cuando algo no va del todo bien, los ayuda a mantener sus expectativas más bajas y, por consiguiente, a evitar la decepción.
Beneficios para la salud

Ser positivo puede ayudar a olvidar (por un rato) los aspectos no tan agradables de la vida como los problemas de salud, pero evitar pensar en ellos no hace que desaparezcan por arte de magia. A diferencia de los optimistas, los pesimistas no ignoran que corren riesgo de padecer problemas de salud y toman precauciones que a la larga los benefician.
Fuente de motivación

El pesimismo es una manifestación de nuestro instinto de supervivencia y producto de nuestros miedos. El miedo a fracasar, el miedo a morir, y muchos otros temores que si bien hacen que nuestras expectativas sean bajas, también nos motivan a esforzarnos por llegar más lejos.
Mayor disfrute

A diferencia de los optimistas que siempre están esperando que algo bueno suceda, cuando los pesimistas atraviesan momentos de felicidad o éxito, estos les resultan completamente inesperados. Al prepararse siempre para lo peor no dan lugar a pensar qué pasaría si todo va bien y cuando todo sale bien lo disfrutan más que ninguna otra persona.
No compartas tu pesimismo con quienes no lo valoran

A menos que te lo pidan, será mejor que conserves tu espíritu pesimista para ti y tus otros amigos pesimistas. Es necesario comprender que cada persona adopta la actitud que le resulta más cómoda y que si un optimista obtiene buenos resultados siendo así, no hay ninguna razón para convencerlo de que se pase para el lado ''oscuro''.
Ahora bien, no debemos perder de vista que ser positivo también tiene sus ventajas y puede ser muy útil a veces. Lo importante es lograr mantener un equilibrio entre ambas actitudes, porque si naturalmente tendemos a ser pesimistas no podemos obligarnos a pensar ni actuar siempre de otra forma. La clave está en no ir a los extremos y usar lo más ventajoso de cada disposición.









