Cuando estás pasando por un mal momento nunca falta el amigo que te quiere subir el ánimo diciéndote cosas como «mirale el lado positivo», o «ser feliz es una elección». Sus intenciones son buenas, pero te terminan haciendo sentir culpable porque no puedes volverte más feliz con un chasquido de dedos.
No solo las buenas, vivir también las emociones malas te ayudará a ser realmente genuino


Proclamarse en contra de la psicología positiva es algo que solo el Grinch se atrevería a hacer, pero aquí estamos. Creemos que la felicidad es la clave para una vida más larga y saludable, pero en realidad un equipo de investigadores descubrió que la clave no está en ser feliz, sino en vivir a pleno nuestro amplio rango de emociones.
A diferencia de la creencia popular, la habilidad de sentir una variedad de emociones positivas puede ser la clave de una buena salud. Según un estudio publicado en el diario Emotion, de la Asociación de Psicólogos de América, la « diversidad emocional», o «emodiversidad» es más importante que solo ser feliz.
El director del estudio, Anthony Ong, cree que las emociones humanas son similares a los ecosistemas en que ambos son más saludables cuando hay diversidad. Un ecosistema es más saludable cuando varias especies conviven allí y sufren cuando una de esas especies se va o hay una sobrepoblación, rompiendo el balance.
- Ver también: «7 señales de que eres fuerte mentalmente»
La diversidad como cura
Para ver cómo las emociones pueden afectar nuestra salud, el equipo se centró en un camino concreto: la inflamación sistémica, una condición en la que el sistema inmune ataca las células saludables y que está vinculado con enfermedades como el Alzheimer y diabetes, entre otras.
Ciento setenta y cinco participantes de entre 40 y 65 años tuvieron que mantener un diario de sus emociones durante treinta días. Además, todos los días debían valorar el grado en que habían experimentado 16 emociones positivas y negativas.
Con esos registros, los investigadores podían ver que tan diversas eran las emociones de cada participante para la siguiente fase.
- También te puede interesar: «¿Por qué abrazar tus peores momentos puede ser beneficioso?»
Además de los diarios de emociones, los investigadores tenían muestras de sangre de los participantes que les habían sacado al principio del estudio y seis meses después y las compararon con los diarios.
Así fue como descubrieron que las personas con los índices más bajos de inflamación eran las que tenían mayor diversidad de emociones positivas, pero eso no es lo interesante.
Lo que tomó a los investigadores por sorpresa fue, en cambio, que las emociones negativas no tienen ningún efecto en la inflamación.
Lo positivo no es lo único

El estudio de Ong parece confirmar la creencia popular de que el optimismo y las emociones positivas cumplen un rol muy importante en el bienestar físico y mental de las personas, pero no son las únicas que importan.
Dos estudios previos dirigidos por Jordi Quoidbach, profesor de psicología de la Universidad Pompeu Fabra, revelaron que toda la diversidad emocional, no solo la positiva, está vinculada a una mejor salud física y mental.
Como en la naturaleza, la variedad de emociones (así se sean positivas o negativas) «puede prevenir que emociones específicas - en especial las perjudiciales como estrés, ira o tristeza- dominen el ecosistema emocional.»
En estos estudios se comprobó que las personas con más emodiversidad tenían menos probabilidades de estar deprimidas que las que tenían solo emociones positivas. Por otro lado, el segundo reveló que una emodiversidad alta está vinculada con menos uso de medicamentos y hábitos más saludables.
Es necesario mencionar que ninguno de los estudios (el de Ong o el de Quoidbach) afirma que la emodiversidad es la razón por la que alguien es más saludable, solo que hay una relación entre ambas cosas.
Lo que sí prueba, en cambio, es que nuestra obsesión con la felicidad como la única emoción aceptable nos está haciendo más daño que bien.

Vivir en un mundo donde el mensaje dominante es «sé feliz» nos cierra a todo el rango increíble de emociones que nos hace humanos. Si Intensa-mente nos enseñó algo, es que las emociones negativas también nos ayudan a enfrentarnos a la realidad.
Las emociones, como los depredadores y las presas de la naturaleza, tienen roles funcionales, nos ayudan a regular nuestro comportamiento y a adaptarnos a todas las situaciones que se nos presentan en la vida.
En un desgarrador video la psicóloga Susan David explica lo que está mal con nuestra obsesión con la felicidad. La vida no es un lecho de rosas y, según David, debemos «desarrollar la capacidad de lidiar con nuestras emociones» para poder ser resilientes y aprender de los malos momentos.
Sin embargo, la idea de ser feliz todo el tiempo puede hacer que pensemos en las emociones negativas como una debilidad y las hagamos a un lado. Sentirnos mal no es un defecto, es la naturaleza, e ignorarlo es, según la psicóloga, un acto de deshonestidad con nosotros mismos.
Las experiencias difíciles son parte de la vida y para salir adelante hay que sentirlas de manera genuina, vivirla realmente en vez de ocultarnos bajo una máscara de felicidad.
«La belleza de la vida es inseparable de su fragilidad», explica la psicóloga, «estás sano hasta que ya no lo estás, estás con la gente que amas hasta que ya no y tienes un trabajo que amas hasta que dejas de tenerlo.»
Con esto no queremos decirte que la felicidad está mal, solo que no deberías pensarla como un fin en sí misma. Según David deberíamos concentrarnos en las «cosas que valoramos, lo que realmente nos importa y cómo podemos llegar a conseguirlo sin la presión de que eso nos va a hacer más felices, cuando nos concentramos en lo que realmente nos importa la felicidad se convierte en un derivado.»
- Sigue leyendo: «6 cambios mentales que te ayudarán a reconectar con tu propósito»









