Lifestyle

Niños dan sus cuidados a animales rescatados pero reciben algo mucho mayor

Sandra Seabrook tiene una propiedad de 4 hectáreas en Syracuse, Nueva York, en la que alberga y ayuda a animales de rescate: desde caballos hasta cerdos, alpacas, cabras y pollos.

PUBLICIDAD

Su noble tarea de ayudar a los animales ha logrado tener un impacto en la comunidad local y le permitió ayudar no solo a los animales, sino también a los niños y adolescentes de la zona.

El poder del trabajo con animales

Sandra y su hija dirigen un programa gratuito de mentores llamado Purpose Farm, y reciben 2 veces a la semana a un grupo de 10 adolescentes con diferentes problemas como ansiedad severa, conflictos en el hogar o en la escuela.

Todo comenzó en 2008, cuando Sandra empezó a pensar en el efecto terapéutico de los animales en los niños, luego de visitar un orfanato rumano que quedaba cerca de una granja de caballos.

En los años siguientes, ella y su familia decidieron tomar medidas, vendieron su casa y compraron tierras de cultivos. Además, buscaron animales para brindarles un hogar con el objetivo de poder ayudar a niños y adolescentes.

Enseñarle a los niños una gran lección

A medida que cuidan a los animales, los niños y adolescentes aprenden acerca de la compasión y la camaradería.

«Tanto los animales como los niños vienen a la granja en busca de amigos y anhelan amor", aseguró Sandra.

Los estudiantes asisten a sesiones individuales de 60 a 90 minutos y ayudan con los quehaceres desde tirar heno al campo, limpiar los establos o llenar cubos de agua. Además preparan los caballos y los montan, llevan a los cerdos a un río cercano o acarician a las alpacas en los pastos.

Esta iniciativa ha logrado hacer la diferencia en los niños, ayudándolos a estar más relajados y centrados y aprender a trabajar sus habilidades sociales. Con este proyecto, Sandra está enfocada en ayudar a fomentar la confianza de los niños, alentarlos a superar los obstáculos y su propia infancia.

PUBLICIDAD

El resultado del efecto terapeútico del trabajo con los animales es tan efectivo que familias y trabajadores sociales se comunican con la granja para poder inscribir a sus hijos. Sin embargo, por una cuestión de fondos y tiempo, no pueden aceptar a todos.

Para Sandra, esta iniciativa se ha convertido en su propósito de vida y ayudar a cambiar la vida de muchos niños y adolescentes, la llena de satisfacción. Es sin duda una gran iniciativa, ¿no crees?