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Nacer sin vagina: la curiosa condición que hace tan singulares a algunas mujeres

Kaylee Moates tiene 22 años y recién a los 18, después de nunca haber tenido el período menstrual, descubrió que no tenía vagina. Gracias a un ultrasonido, descubrió que tampoco tenía útero ni cérvix.

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Todo comenzó cuando fue diagnosticada con el síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (MRKH), que ocurre aproximadamente en  1 de 4500 niñas recién nacidas.

Durante el desarrollo embrionario, los órganos reproductores femeninos no se desarrollan completamente y tanto el útero como la vagina pueden estar subdesarrolladas o ausentes por completo.

Una condición singular

Este diagnóstico suele darse entre lo que la medicina suele etiquetar dentro de la categoría «mujeres», que tienen dos cromosomas X y comúnmente un buen funcionamiento de los ovarios. También suelen tener genitales externos y por eso la condición recién se descubre cuando hay ausencia del período, como en el caso de Moates.

En algunos casos, la condición puede ser tratada sin cirugía y mediante dilatadores vaginales para crear una vagina o ampliar la ya existente. Estos dilatadores son tubos de plástico especialmente diseñados que logran estirar o ensanchar el tejido vaginal.

Además, especialistas han sido capaces de crear vaginas en un plato de laboratorio, con las propias células del paciente. En 2014 lograron implantarlas en cuatro adolescentes con un tratamiento exitoso, aunque todavía es un tratamiento experimental.

En busca de la operación

Para Kaylee no ha sido sencillo y asegura que el no tener un órgano sexual como el que la medicina ha dado en determinar como «vagina» la hace sentir «menos mujer», lógicamente, producto del constructo cultural hegemónico que dicta lo que «es una mujer».

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Incluso desde adolescente temía que la gente se burlara de su «extraña  condición» y su falta de período, pero luego conoció a su novio, que no le importó la falta de sexo heterosexual convencional en la relación.

Kaylee siempre ha tenido claro que quiere revertir la situación y para eso espera dar el paso de poder tener una « cirugía reconstructiva», pero la operación cuesta unos 15 mil dólares y su seguro no lo cubre porque lo cataloga como una operación cosmética o de género.

Para ella todo ha sido muy doloroso y por eso su hermana, Amanda, comenzó una página de GoFundMe para recaudar fondos para la operación y con el apoyo de la gente, lograron superar el costo. Para ella, la cirugía la ayudará a sentirse mejor.

Kaylee Moates ha optado por contar su historia para concientizar sobre esta condición y para que aquellas personas que pasan por lo mismo puedan sentirse identificadas.

¿Conocías esta curiosa singularidad?