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Le dicen la mujer más fea del mundo, pero nosotros vemos su belleza. Conoce su historia

Nos guste o no, seguimos viviendo en un mundo superficial, uno en el que los cánones de belleza prevalecen por encima de otros valores o características que también nos hacen realmente especiales. Sin embargo, la antítesis de este pensamiento universal llegó de la mano de Lizzie Velásquez, considerada como la mujer más fea del mundo, y todo un ejemplo antibullying de superación e inspiración.

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¿Quién dijo fea?

Cuando Lizzie tenía 17 años, sus compañeros de instituto filmaron un vídeo que posteriormente subieron a YouTube titulándolo como "La mujer más fea del mundo", la prueba más cruel de un bullying que atrajo a miles de usuarios durante las semanas siguientes a su publicación en 2006. La protagonista de tan infame vídeo, convirtió tal traición en el perfecto motivo para iniciar una trayectoria en la que ha utilizado las mismas armas para contrarrestar efecto a su humillación, convirtiendo su apariencia en vehículo de motivación alrededor del mundo.

Nacida en el seno de una familia católica de Austin (Texas) en 1989, Lizzie Velásquez vino al mundo en el octavo mes de gestación pesando apenas 1 kilo y 219 gramos. Una constitución que ya anunciaba el síndrome aún desconocido que la joven sufre, caracterizado por un peso que nunca sobrepasa los 30 kilos, una nariz puntiaguda o una piel envejecida, si bien por suerte los expertos han confirmado que esta enfermedad no afecta a la formación ósea.

Apoyada en su fe en Dios y unos objetivos que pasaban por licenciarse en Comunicación en la Universidad o tener una familia, Veláquez aprovechó el fenómeno mediático de aquel vídeo para convertir su aspecto físico en el perfecto punto de partida con el que motivar a las miles de personas eclipsadas por la superficialidad que impera aún más en estos tiempos.

Una vida dedicada a la autosuperación

https://www.youtube.com/watch?v=j1sI2elU65U

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A lo largo de sus conferencias, Velásquez ha hecho especial hincapié en los beneficios de su aspecto físico: "solo uso una lente de contacto, lo cual me permite borrar de mi campo de visión a alguien que me está molestando", decía en una de sus charlas. "También puedo permitirme comer todo lo que quiera sin engordar" o " servir como modelo para una gimnasio y decir que yo seguí ese programa de adelgazamiento que promociona".

Velásquez desentraña cada uno de sus problemas físicos para convertirlos en un canto al optimismo, virtud que ha explotado en dos libros: Lizzie Beautiful y Be Beautiful, Be You, publicados en 2010 y 2012, diversas charlas alrededor del mundo y hasta 200 talleres de oratoria motivacional. 

El mejor ejemplo de cómo una persona puede utilizar sus razgos físicos para convertirlos en motivos suficientes para ser bello, diferente, único. Y, a ser posible, utilizando los mismos medios con los que el mundo trató de humillarla y potenciarlos todavía más.

La inspiradora historia de Lizzie Velásquez, continúa siendo todo un ejemplo de valentía y fe para todas esas personas que siguen escondiendo tripa, sucumbiendo a enfermedades derivadas del bullying o convirtiendo sus complejos en traumas de una vida que siempre podemos reinventar hacia el mejor de los caminos.

¿Qué te parece la historia de Lizzie?