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Fue a decirle a su jefa que sufría de depresión y su respuesta te dejará sin palabras

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Por:
Rocío Sirimarco

En tiempos de permanente exposición social o más bien virtual, parece ser que mostrarse perfecto todo el tiempo es la norma, algo que nos empuja a crear, muchas veces, una imagen superflua de lo que en verdad somos. Comprender que no podemos sentirnos bien y óptimos de manera permanente es esencial. Visibilizar nuestros problemas emocionales o personales es el camino. ¿Pero cómo? El proceso para todos no es el mismo, sobre todo cuando se sufre de depresión.

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Según la Organización Mundial de la Salud, esta enfermedad es sufrida por más de 300 millones de personas alrededor del mundo. Y, si bien hay tratamientos eficaces para la depresión, más de la mitad de los que la padecen en todo el mundo -y más del 90% en distintos países- no reciben esos tratamientos o no pueden acceder a ellos.

Queremos contarte la historia de una joven argentina que se animó a relatar su experiencia en Twitter, pero antes, a su jefa, teniendo una respuesta positiva que la instó a compartir su testimonio. En una conversación exclusiva para VIX, A. -como la llamaremos de ahora en más- nos contó cómo es vivir día a día con esta enfermedad y cómo fue, para ella, finalmente tomar el valor de compartirlo con su círculo laboral y más cercano.

Depresión: la enfermedad de las que pocos se atreven a hablar

Si bien para muchos es un estado pasajero en el que nos sentimos mal, la realidad es que la depresión es mucho más que eso. Según describe la plataforma digital de la biblioteca de medicina de Estados Unidos, MedlinePlus, es una enfermedad clínica severa producida en el cerebro y que puede comenzar a cualquier edad por factores diversos, así como genéticos, ambientales o psicológicos.

Según WebMD, entre los principales síntomas están el cansancio extremo, dormir demasiado o muy poco, sentimientos negativos, irritabilidad, desesperanza, ansiedad y pérdida de interés en actividades que antes resultaban atractivas, por nombrar algunas.

El caso de A., que conmueve en redes sociales

A. es una joven como cualquier otra, disfruta estar en familia y divertirse con sus amigos. Pero también sufre de depresión y, finalmente, tras varios años de lucha, encontró cómo visibilizar su enfermedad.

Tenía 17 años cuando empezó a sufrir depresión y ansiedad. Comenzó a hacer terapia y a recibir medicación para poder controlarla. Sin embargo, desde hace un tiempo, su estado de ánimo venía deteriorándose y seguir adelante se hacía cada vez más difícil:

«Esta última vez fue muy claro. Cambié mucho y de repente quise dejar la medicación. Me deterioré, empecé a tener ideas suicidas, ganas de autolesionarme, estaba muy irritable y agresiva, muy enojada con todo, frustrada y, en particular, me sentía extraña dentro mío».

Por supuesto, iba influyendo paulatinamente en su rutina diaria y laboral. Las cosas no fluían de la misma manera que antes y la tristeza se hacía cada vez más constante en su vida. La gota que rebalsó el vaso se dio justamente en una reunión de trabajo, donde sintió la oportunidad para expresar con sus colegas lo que estaba pasando en su interior:

«El paso fue animarme. se que no en todos los casos es así, pero trabajo en un espacio multicultural, donde escuchar al otro es primordial. Sucedió que tuve una crisis de ansiedad durante una reunión de equipo y me sentí muy mal. Decidí hablar con alguien que no es mi jefa directa pero que sí considero mi mentora. Le expliqué mi situación. Ella entendió enseguida, incluso me dijo que era la pieza del rompecabezas que le faltaba para entender por qué yo no sonaba como siempre. Me sugirió hablar con mi psiquiatra para tomarme unos días, los que hicieran falta para reponerme».
Imagen Shutterstock

Gracias al apoyo de su jefe y equipo laboral, A. hoy está en su hogar tratando de sanar y lograr continuar con su vida. Dice que la contención de su familia y amigos ha sido algo indispensable para que se propusiera cambiar. Incluso, cuando cierta fobia social invade su día, ellos están ahí, tratando de subir su ánimo, tratando de que no se sienta sola. Es por ello que considera que el respaldo de sus seres queridos fue una pieza clave en el proceso de sanación.

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Para A. es importante reflexionar sobre lo que cuesta para muchos nombrar la palabra depresión. Pareciera que existen dos extremos: o se banaliza, asociado a una simple tristeza, o se complejiza al punto de que todos temen mencionarla. A. lo que quiere es darle nombre y destacar la importancia de dejar de esconder bajo la alfombra algo que, de otro modo, sirve para visibilizarlo y recibir ayuda.

«La depresión y la ansiedad son enfermedades como cualquier otra. Nadie esconde una angina. Las enfermedades mentales son lo mismo, solo que no se les da la atención necesaria. Hablando y tratándolas muchas se pueden curar, no hace falta sentirse mal para siempre. Estar bien emocional y mentalmente nos ayuda a vivir, trabajar, estudiar y relacionarnos mejor. A quienes no entienden qué es la depresión, les quisiera contar que no es que estamos "tristes", por ejemplo. No fingimos, no somos vagos, tenemos una enfermedad y necesitamos ayuda. Cuando la recibimos correctamente, somos tan funcionales, divertidos, como cualquier otra persona.»

El mensaje de A. es claro. La depresión está y estará presente. Ningún sentido tiene tratar de esconder una enfermedad que implica un problema serio de salud latente en la sociedad mundial. El caso de A. es solo uno de muchos, pero a través de ella hablan cientos que todavía no lo hicieron. Del mismo modo, pedir ayuda y estar presente del otro lado es esencial para que podamos seguir nuestro camino por esta vida.

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