El peso al nacer: el dato más relevante

Hacer ejercicio, mantener una alimentación balanceada, beber suficiente agua, contrarrestar con comportamientos saludables los posibles riesgos genéticos de contraer una enfermedad... Todos estos factores son de suma importancia a la hora de llevar una vida saludable y de extender nuestra esperanza de vida. Sin embargo, existe un dato todavía más relevante, y que dice mucho más sobre tu vida futura de lo que imaginamos: el peso que tenemos al nacer.

Diversos estudios realizados en diferentes partes del mundo y a lo largo de varios años han determinado la importancia que tiene en la vida futura de la persona el peso que llevó al nacer. Esto es porque tenemos solo 2 órganos y 1 sistema que siguen desarrollándose luego del nacimiento: el cerebro, el hígado y el sistema inmunológico. Los demás solo se desarrollan durante la gestación, por lo que su salud futura dependerá de si el feto recibe o no los nutrientes y la energía suficiente para ellos.

Además, si el feto no recibe suficientes nutrientes para la formación de todos sus órganos y sistemas, prioriza aquellos que le son esenciales y descuida los que no precisa (por ejemplo, los pulmones y riñones, que no son utilizados en el útero materno). Esto puede llevar a que algunos órganos no alcancen su maduración total, lo que dejará secuelas de por vida.

Las dificultades de salud relacionadas con esta falta de maduración de algunos órganos son la diabetes, la obesidad, la hipertensión, las enfermedades del corazón, el colesterol alto y algunos cánceres. Y, en efecto, los estudios han demostrado que estas enfermedades se desarrollan con mucha más frecuencia en aquellas personas que nacieron con menos peso corporal. Porque el peso del bebé recién nacido indica, en definitiva, si el feto recibió suficientes nutrientes para su desarrollo total.

El peso mínimo considerado normal es de 2,5 kilos, pero lo mejor es que pese entre 3 y 4 kilos.

En conclusión, la alimentación de la madre durante el embarazo tiene enorme influencia en la calidad (y en la cantidad) de vida de su bebé en el futuro. Y no solo eso: en el desarrollo del feto influye también el almacenamiento de nutrientes de su madre, por lo que también importa el tipo de alimentación que mantuvo ella en los años previos al embarazo.