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Consejos para limitar el consumo de sal

Mientras que las recomendaciones se sitúan alrededor de los 2,4 gramos de sodio por día –es decir, 6 gramos de sal–, el consumo de sodio sigue siendo elevado. El salero no representa más del 10% de los aportes, por eso es importante identificar las otras fuentes responsables de este consumo excesivo.

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El pan y los biscotes

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Todos los días, el pan y los biscotes están presentes en la mesa. Con una media de sodio muy elevada, participan ampliamente en el consumo aportando unos 4 gramos de sal al día. Contrariamente a otras preparaciones o a cierta concentración de sal, presenta una cierta utilidad desde un punto de vista técnico: la proporción de sal podría disminuirse en el pan sin dañar a su conservación o a su fabricación. Queda la cuestión del sabor, que obligatoriamente se ve modificada.

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La charcutería

Con unos aportes de alrededor 1,3 gramos de sal al día, la charcutería se sitúa en segundo lugar detrás del pan y de los biscotes. Como la sal es indispensable para la fabricación de los productos de salazón y de charcutería, para no aumentar los aportes salinos diarios, habría que limitar el consumo de este tipo de productos. Cabe destacar que existe un jamón blanco con aportes de sodio reducidos en un 25%. A pesar de esto, sigue siendo un producto con alto contenido en sal.

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Las sopas industriales

Se deben evitar al máximo. Ciertas marcas de congelados ofrecen sus productos con una cantidad ridícula de sal, pero la mayoría de las preparaciones industriales son muy saladas, alcanzando a veces los 2 gramos de sal por plato.

La correcta alternativa está en decantarse por las bolsas de verduras congeladas para hacer un puré, cociéndolas en agua antes de batirlas.

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Los platos precocinados

Las conservas y los platos congelados representan un 10% de los aportes de sal. A pesar de que son prácticos, lo ideal es decantarse siempre por la comida hecha en casa. Pizzas, sándwiches y platos preparados deben ser el objeto de un consumo moderado y puntual.

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Los quesos

El salado es una etapa indispensable para la preparación y la conservación de los quesos. La concentración en sodio varía según el tipo de queso. Por eso se recomienda priorizar los que son menos ricos y limitar el consumo de los más salados (roquefort, por ejemplo). En cuanto al queso blanco y el yogur, contienen diez veces menos sal que la media de los quesos menos salados.

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Por último una curiosidad: la sal se encuentra también en los productos cuyo sabor es dulce. Los cereales del desayuno, los biscotes, los hojaldres, etc. contienen sal para realzar el gusto. Así pues, cuidado con la repostería también; recuerda que limitar el consumo de sal es indispensable para mantener una buena salud.