¿Cuántas veces se ha tildado al reggaeton de machista? Un hombre rodeado de mujeres semi-desnudas, con cuerpos esbeltos y lánguidos a su alrededor. Sí, estamos hablando de los videoclips de aquel género musical, que, de manera evidente, configura una imagen de la mujer muy específica. Sin embargo, existen otros géneros musicales con muchísima mejor prensa que también cosifican el cuerpo de la mujer. A lo largo de los años, las letras de rock e, incluso, las canciones románticas más ingenuas y sutiles -por no nombrar a las que tratan sobre el «desamor»-, esconden un verdadero trasfondo misógino que es difícil de notar.
Barbie reveló la violencia oculta en las canciones que todos cantamos en una muestra conmovedora



Consciente de esta cruda realidad, Carolina de la Fuente, profesora de Salud y Adolescencia, y Nicolás Solezzi, coordinador de arte, ambos de la Escuela Antonio Berni ubicada en Buenos Aires, Argentina, se propusieron realizar una muestra en aquel colegio que haga evidente y material la violencia con la que se habla sobre la mujer. Hablamos con ellos en exclusiva para VIX y su experiencia nos deja una verdadera enseñanza.
Estudiantes y docentes unidos para exponer el maltrato a las mujeres
Que se acercara septiembre significaba que una nueva jornada de educación sexual integral iba a tener lugar en la secundaria Antonio Berni. Carolina, una de las organizadoras, quería que esta edición fuera diferente. Junto con el profesor de Matemáticas pensaron que este año sería importante reflexionar y terminar con la idea de «cuerpo delgado como cuerpo sano». Así fue como construyeron una Barbie tamaño humano para dejar en evidencia los múltiples estereotipos de belleza de los que son víctimas las mujeres a diario.
La muestra provocó tanta movilización entre los alumnos y alumnas, que el coordinador de arte, Nicolás Solezzi, convocó a retomar el tópico pero esta vez con el objetivo de exponer estos mismos estereotipos del cuerpo femenino, pero esta vez, tratando a la violencia de género en la música popular. «La idea general de la muestra de este año era pensar los espacios según distintos géneros musicales y cruzarlos con los contenidos de las materias curriculares», explica Solezzi.
Muchas veces oculto entre líneas, a través de frases irónicas o simplemente confundiendo la obsesión con el amor, distintas bandas y cantantes han desplegado sus canciones retratando la peor faceta del machismo: el que está implícito y que nadie ve. Para terminar con esto, los profesores se propusieron hacerlo evidente, exponiéndolo y visibilizándolo.
¿Cómo lo hicieron? Retomando el concepto de la muñeca Barbie que será, en esta muestra escolar, la mujer sobre la que esos artistas escriben. De ese modo, retratan lo que la letras de esos temas dicen, con claridad:
«La Barbie es el motor de nuestra obra: objeto que nos marca desde una temprana edad un modelo a seguir, un cuerpo y una realidad imposible de alcanzar. A partir de allí, indagamos en las letras de las canciones, comenzamos a plantear el espacio y las escenas que representaban cada canción y aparecieron los problemas y las dudas que desafían y hacen que crezca la obra», asegura el profesor.
Carolina y sus estudiantes comenzaron a buscar canciones que reflejaran en sus letras la misoginia, la cosificación y el maltrato hacia la mujer. En esta búsqueda, se encontraron con algo que no les pareció sorprendente. El reggaeton, uno de los géneros más escuchados entre los jóvenes, poseía una violencia tan literal que se les hacía muy poco posible representar de manera creativa una escena acerca del tema.
Sin embargo, nada podía amedrentar a este grupo de estudiantes y a sus profesores, cuyo objetivo fue claro desde el primer momento. Comenzaron a notar que encontraban, de manera más sutil y cifrada, el mismo maltrato que las letras de reggaeton denostaban con tanta apertura. El puntapié clave fue comenzar a prestar atención a otros géneros musicales, como el bolero o la cumbia, más conocidos entre sus padres y abuelos.
Así fue como, profesores y estudiantes empezaron a formar parte de esta increíble muestra. Mientras algunos se dedicaron a investigar y a publicar sus trabajos de manera escrita, otros más prácticos y creativos -liderados por Clara, Mora y Rosario- organizaban la puesta en escena que tenía a los populares Barbie y Ken como protagonistas.
«Escrito en canciones», como se llama la muestra, terminó siendo un antes y un después para esta escuela. El ingenio de las estudiantes permitía a cualquiera que veía las escenas recreadas reflexionar sobre la crudeza de las letras vacías y llenas de violencia.
Desde un Maluma cantando: « Tomate un trago y cuando estés borracha pa' casa nos vamos», pasando por un Cacho Castaña que amenaza con un « Si te agarro con otro te mato», la muestra incluye otros artistas como Ricardo Arjona, Los Auténticos Decadentes, Pimpinela y Bruyant Myers, por nombrar algunos. Todos tienen algo en común: utilizan sus canciones para hablar de las mujeres como meros objetos, de manera despectiva o como si fuesen de su propiedad.
Lo cierto es que esta experiencia removió muchos sentimientos en todos los que participaron. Carolina aseguró sentirse orgullosa de la responsabilidad y la conciencia con la que sus alumnos pudieron visibilizar esta problemática, no sin antes recordar cuán movilizante fue para todos ellos:
«Fue muy movilizador para todos y todas. Para las chicas, para mí y para el profe. Nos abrazamos con muchas de las mujeres que fueron a la muestra. Lloramos juntas. Y nos alegra que haya tenido tanta repercusión entre las familias».
Más allá de que esta iniciativa estudiantil tuvo muchas repercusiones, Clara, una de las alumnas, no pudo disimular el orgullo que le genera haber sido parte de esto: «Me motivó mucho la reacción de las mujeres. Hubo algunas respuestas negativas, sí. Pero la gran mayoría, mujeres de todas las edades, incluso niñas, me abrazaban y lloraban conmigo al contar sus propios testimonios contra el machismo».
La próxima vez, antes de tarearar canciones populares sin tomar conciencia del sentido de sus letras, lo vamos a pensar dos veces: puede que hasta la canción más ingenua y simple tenga detrás un simbolismo injusto y discriminatorio hacia las mujeres. Y sí, disfrazado de un amor «romántico».
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