¡Lo sabía! Todos estos años de mala suerte tienen una explicación: no reenvié las cadenas de mail. Luego de tantos años de ignorarlas, todo el peso del destino cayó sobre mí: no conoceré al amor de mi vida mañana, he acumulado al menos 200 años de mala suerte y, definitivamente, ninguna persona va a besarme en las próximas 3 horas. Pero eso no ha sido lo más terrible.
Ahora entiendo todo: 7 cosas que me están pasando por no haber reenviado esa cadena de mail

Estas han sido las consecuencias de haber hecho caso omiso a las cadenas de mail:
1. La tostada siempre cae del lado del dulce
No importa lo cuidadosa que sea, cada vez que desayuno tostadas una cae, y, siempre, del lado del dulce. Eso me obliga a desecharla y comer menos de lo que me gustaría, lo que me mantiene de mal humor y con hambre el resto del día.
2. Siempre piso la baldosa floja

Voy caminando apurada al trabajo y, de pronto, piso una baldosa floja. Desafortunadamente el agua estancada que tiene debajo salpica mi ropa. ¡Gran día!
3. Siempre que escribo apurada se acaba la tinta del bolígrafo
Cuando sé que no podré retener algo en mi mente me apuro a escribirlo para no olvidarlo. Pero el destino parece notar cuando algo me urge y se encarga de hacerme padecer esos años de cadenas sin enviar. ¡Perfecto, un bolígrafo sin tinta y un recado que no pude retener!
4. Cuando salgo sin paraguas llueve
Es ley. Cuando está nublado y llevo el paraguas conmigo mágicamente sale el sol, y cuando no lo hago cae un diluvio similar al que atravesó Noé en la Biblia.
5. La bolsa de la tienda se desfonda a metros de llegar a casa

Voy al mercado a comprar lo que me falta para la cena y, antes de llegar a casa, me siento feliz porque la mala suerte no pudo alcanzarme en esa oportunidad…¡Error! A unos metros de la puerta de entrada la bolsa se rompe y todo su contenido de destruye delante de mis ojos.
6. Cuando tengo apuro por llegar las personas van en slow motion
Voy a llegar tarde y pareciera que el mundo lo sabe y se encarga de irritarme. El conductor del autobús no tiene apuro por llegar a destino, la señora que camina delante mío lo hace en cámara lenta y el reloj parece estar extremadamente adelantado.
7. Mi prenda favorita se mancha para siempre

Ese jean que va perfecto para cada ocasión sufre un accidente irreversible y se convierte en una prenda para usar los días de limpieza general.
Y la lista podría seguir. La mala suerte ronda en mi vida desde el día que decidí ignorar todas las cadenas de mail. Pero no importa, si mis cálculos no fallan en 185 años acabará esta mala racha.
Es como dicen, es un mal momento, no una mala vida, así que ante todo debemos sonreír ¿qué es lo peor que puede pasar?
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