Todos conocemos la antigua y (supuestamente) eficiente fórmula para bajar de peso: comer menos y ejercitarse más. Pero también sabemos que el cuerpo humano es muy complejo. Por eso, hay ocasiones en las que 2 + 2 no necesariamente es 4. Y cuando hablamos en términos de adelgazar o engordar esto es muy aplicable.
7 condiciones médicas que te están impidiendo perder peso


Muchas personas, a pesar de realizar un enorme esfuerzo y seguir al pie de la letras las indicaciones, no obtienen resultados. Porque nuestros cuerpos no se comportan como máquinas y además de comer menos y moverse más hay muchos otros factores que pueden influir cuando queremos bajar de peso.
Es por eso que si de verdad estás siguiendo las reglas y aún no ves resultados, deberías consultar con un especialista para descartar que no padeces ninguna de estas condiciones médicas que podrían estar interfiriendo.
La depresión

Muchas medicaciones para combatir la depresión tienen como efecto secundario el aumento de peso y tal vez no lo has tenido en cuenta hasta ahora, porque, ¿quién se preocupa por esos efectos cuando quiere liberarse de la depresión? De todas maneras, si quieres que tus esfuerzos valgan la pena, puedes consultar con tu psiquiatra para sustituir estas medicaciones por otras que no incluyan estos efectos.
Aun si no estás tomando medicaciones pero presentas síntomas de depresión, es posible que esta sea la razón de por qué no pierdes peso. Un estudio del American Journal of Public Health comprobó que las personas con signos de depresión tienen mayor tendencia a engordar.
Medicación incorrecta

No solo los antidepresivos pueden provocar un aumento de peso, sino que hay muchos otros medicamentos que también pueden tener este efecto. Tal vez sea la píldora anticonceptiva, o esteroides, o un exceso de hormonas para la terapia hormonal, entre muchos otros que también pueden impedir que bajes de peso.
Si sospechas que la medicación podría ser la culpable de esto, consulta con tu médico por una posible alternativa, pero jamás dejes de tomar la medicación sin asesoramiento previo.
Tránsito lento

Esta es una condición que en general afecta más a las mujeres. Los problemas digestivos y un tránsito lento puede contribuir al aumento de peso. Si solo presentas constipación, la mejor solución para eso puede ser un mayor consumo de probióticos a fin de acelerar el sistema digestivo. También es esencial mantenerse hidratado y llevar una dieta rica en fibra.
Falta de ciertos nutrientes

Si tu cuerpo no recibe suficiente magnesio, hierro o vitamina D tu sistema inmune y tus niveles de energía pueden verse afectados. Esto se manifiesta con una sensación de falta de energía que desmotiva para ejercitarse y que, en general, las personas compensan consumiendo más azúcar
Síndrome de Cushing

El síndrome de Cushing es un trastorno hormonal que además de provocar un aumento de peso, presenta síntomas como la presión alta, osteoporosis y cambios en el tono de la piel.
Esto también implica que el cuerpo no procese los nutrientes adecuadamente debido a una producción excesiva de cortisol en las glándulas. Si bien afecta a 15 personas en un millón siempre es preferible tenerlo en cuenta.
Inactividad de la tiroides

La glándula tiroides es la que produce las hormonas que regulan la forma en que nuestro cuerpo usa la energía. Si esta no funciona bien, el metabolismo se ve afectado y esto dificulta la pérdida de peso. Otros síntomas que acompañan a este son la pérdida de cabello, la resequedad de la piel, fatiga y debilidad muscular.
Esta condición puede mejorarse a través de medicaciones especiales, pero antes es necesario realizar un examen médico para verificar si de hecho este es el problema.
Intolerancias alimenticias

A pesar de que estés seguro de que no posees una alergia severa, también existen intolerancias a determinados alimentos que las personas no notan después de determinado tiempo. Consumir un alimento que nuestro cuerpo identifica como intolerable puede provocar un considerable aumento de peso. Los alimentos más comunes cuando se trata de intolerancias son los lácteos, el gluten, los huevos, la soja y el maíz (de seguro conoces a alguien que es celíaco, es decir, que no tolera el gluten).
Las señales de que padecemos intolerancia a ciertos alimentos pueden ser la diarrea, la hinchazón, fatiga, fuertes dolores de cabeza, entre otros.
Como ves, el aumento o la pérdida de peso están condicionados por muchos otros aspectos de nuestro cuerpo además de lo que comemos y la cantidad de ejercicio que realizamos. Es por eso que si te frustra no poder perder peso, a pesar de todo el sacrificio que realizas, tal vez quieras asegurarte de que ninguna de estas condiciones médicas se está interponiendo en tu camino.








