"Agotada": esta es la palabra que mejor te describe. Y es que pareciera que el verbo "parar" no está en tu diccionario –ni en tu vida. Pero, si esta palabra fue acuñada es porque responde a una necesidad comunicativa y, por qué no, vital. Así que ya es hora de que empieces a usarla, pero más que nada a vivirla. ¿Tienes alguna duda? Entonces, chequea las 5 señales de que necesitas una pausa.
4 señales de que necesitas una pausa

#1 AmABAS tu trabajo

En tiempos remotos, que a duras penas puedes recordar, solías disfrutar de tu trabajo. Ahora, la situación es diferente –digamos que puedes entender por qué la etimología de "trabajo" es "tortura". Los domingos de tarde son para ti un suplicio y la sola idea de que el lunes está cada vez más cerca aniquila cualquier posibilidad de bienestar.
#2 Tu rendimiento ha bajado

Ya no eres aquella que podía cumplir con cinco tareas en cuestión de minutos. Ahora, atender tus responsabilidades constituye todo un periplo. Esto se ha convertido en una verdadera fuente de frustración. Y no tendrá que pasar mucho tiempo antes de que tu jefe note los cambios...
#3 La vida familiar es nula

Ya nadie se extraña de tu ausencia en las reuniones familiares y cuando te dignas a aparecerte no puedes dejar de notar las evidentes expresiones de sorpresa. Y es que tus responsabilidades laborales han terminado por absorber todo el tiempo que solías dedicarle a tu familia. Ahora, estás tan ocupada en tu trabajo que no dispones de tiempo para dedicarle a las personas que más te aman.
#4 Vives estresada

El estrés es para ti una forma de vida. Te cuesta dormir en las noches, vives de resfrío en resfrío y no tienes ánimo de nada. Aunque te cueste creerlo, este no es el precio a pagar por ser una persona responsable. El trabajo siempre demanda esfuerzo, pero no supone sacrificar nuestra salud y bienestar.
Estas son las principales señales de que necesitas una pausa. Ahora bien, esto no significa necesariamente que debas tomarte unas vacaciones. Supone, más que nada, que debes hacer algún espacio en tu apretada agenda para reconstruir tus pedazos. Así que empieza a reencontrarte un poco más contigo misma; deja de priorizar lo urgente por sobre lo importante.









