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Los filtros de Snapchat son la nueva tendencia en cirugía plástica ¡No es broma!

Los avances de la ciencia no sólo nos han beneficiado en materia de salud, también en cuestiones estéticas. Con el paso del tiempo, las cirugías plásticas se han vuelto más exactas, de mejor calidad e incluso al alcance de más personas. Ahora, un público más grande puede acceder a estos ‘retoques’ y salir del quirófano con un aspecto diferente.

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Según datos de la Sociedad Internacional de Cirujanos Plásticos ( ISAPS, por sus siglas en inglés), el año pasado se realizaron más de 23 millones de operaciones estéticas en el mundo ( 884 mil fueron hechas en México). La popularidad ha crecido tanto, que se espera que para el 2019 esta industria alcance un valor de 27,000 millones de dólares.

Entre toda la gama de opciones que hay para hacerse una cirugía estética (implantes, reducción de medidas, etc.) hay una muy reciente que está ganando adeptos: operarse la cara para parecerse a los filtros de Snapchat.

Por supuesto no nos referimos a la opción de la ‘cara de perrito’ o a las ‘orejas de conejo’. Esta tendencia está más enfocada a los filtros que ayudan a mejorar los rasgos faciales y se enfocan en cuestiones como agrandar los ojos, hacer la nariz más recta, delinear los pómulos o definir el mentón.

De acuerdo con un estudio de la Academia Estadounidense de Cirugía Facial, Plástica y Reconstructiva ( AAFPRS, por sus siglas en inglés), durante el año pasado más de la mitad de los cirujanos plásticos faciales encuestados recibieron a un tipo especial de paciente: aquellas personas que desean operarse para verse mejor en sus selfies (así tal cual lo expresaron).

Los tiempos han cambiado

En entrevista para la BBC, el cirujano David Mabrie explicó que hasta hace algunos años las personas acudían a su consultorio con fotografías de famosos, para indicarle al especialista cuáles eran los cambios que querían hacerse. Por ejemplo, tener la nariz de Jennifer Aniston, la frente de Natalie Portman, etc.

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No obstante, los pacientes ahora llegan con una foto de ellos mismos, pero utilizando un filtro (generalmente los que ofrece la app de Snapchat). «Yo prefiero trabajar sobre una foto de alguien, porque tiene una idea mejor de cómo se verán con fillers o Botox. Así no tienen una expectativa poco realista de que se van a transformar por arte de magia en una Kylie Jenner», comentó el especialistas.

Por supuesto, las personas deben estar conscientes de que no todas las mejores que ofrecen los filtros se pueden aplicar en la vida real. Uno de esos cambios -que es uno de los más solicitados- es el agrandamiento de ojos. Hasta ahora no es posible aplicar esto en un rostro humano, aunque sí existen técnicas para abrir un poco más los párpados y disminuir las llamadas ‘bolsas’ bajo los ojos, con lo cual se obtiene el aspecto de una mirada más profunda y atractiva.

¿Dismorfia de Snapchat?

El trastorno dismórfico corporal, también conocido como dismorfia, consiste en la obsesiva preocupación que una persona tiene por algún defecto en su apariencia. Ese ‘defecto’ puede ser real (como una mancha oscura en la cara) o imaginario (creer que se tiene un brazo mucho más largo que otro). La mayoría de las personas que presentan dismorfia se dicen dispuestas a hacer cualquier cosa, con tal de corregir esos defectos que perciben.

Aunque no se le cataloga como una enfermedad mental, sí se le considera un padecimiento que puede afectar la calidad de vida de los pacientes. Debido a que generalmente se presenta durante la adolescencia o la edad adulta temprana, las personas pueden sufrir de baja autoestima, ansiedad, depresión, entre otros problemas.

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En fechas recientes el cirujano Tijion Esho, director de diversas clínicas cosméticas en Reino Unido, comenzó a utilizar el término ‘dismorfia de Snapchat’ para referirse a los efectos negativos que el uso constante de las redes sociales tiene en los usuarios.

«Ahora vemos fotos de nosotros mismos a diario a través de las plataformas sociales que usamos, algo que puede hacernos más críticos con nosotros mismos. El problema está en cuando se vuelven más que una referencia: se convierten en cómo los pacientes se ven a si mismos o cuando quieren verse exactamente como en esas imágenes. No solo son poco realistas, sino potencialmente un síntoma de otros problemas subyacentes», explicó el cirujano para la BBC.

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