Realeza
Tres bodas, tres fracasos: Meghan decepciona otra vez con su look como invitada a un matrimonio
A pesar de que la duquesa de Sussex es reconocida por su estilo fashionista, cuando se trata de asistir a una boda va dejando una ligera decepción con sus elecciones estilísticas. Será para la otra, Meghan.

Para asistir a la boda de la princesa Eugenie de York, Meghan Markle eligió un atuendo absolutamente 'safe', con el que no destacaría, llamaría de más la atención pero con el riesgo de pasar desapercibida.
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Y eso fue lo que sucedió: Meghan llevó un abrigo recto en azul marino de Givenchy con cuello mao.
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Lo acompañó con un fascinator en el mismo tono, zapatos de Manolo Blahnik y un bolso en dos tonos.
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A pesar de que su elección fue "correcta", no le hizo justicia.
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Meghan Markle lució sonriente pero apagada.
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Y puesta al lado de Kate Middleton, fue evidente la falta de luz de su vestuario.
WPA Pool / PoolAdemás, el que Meghan decidiera llevar todo el tiempo el abrigo abotonado al cuello, la hizo verse sin forma y levantar dudas sobre si había 'algo' qué esconder debajo.
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El que Meghan no luciera en su máximo esplendor había sucedido la primera vez que acompañó al príncipe Harry a una boda en junio pasado. Se trató del matrimonio de Celia McCordoquale, miembro de la familia de su esposo.
VER: Meghan se equivoca con el vestido en esta boda
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Para la ocasión, llevó el pelo recogido con descuido como acostumbra y un vestido de Oscar de la Renta estampado en azul sobre blanco, evidentemente holgado que la hacía lucir sin forma.
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Por si fuera poco, como accesorio, llevó un fascinator de $40 dólares: el modelo ‘Pillbox Bow’ de la tienda departamental Marc & Spencer compuesto por una diadema con un lazo de paja en forma de remolino y sin la fuerza que suelen tener estas piezas que adornan la cabeza.
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Para rematar, Meghan llevó los mismos pumps Aquazzura (los mismos del día de su boda) que le dificultaron caminar sobre la hierba. Una elección de calzado difícil para las bodas en exteriores.
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El tercer error de Meghan fue el que cometió
el día de su cumpleaños, el 4 de agosto, cuando asistió a por segunda vez a una boda. Esta vez a la de uno de los mejores amigos del príncipe Harry: Charlie van Straubenzee, quien se casó con la cineasta Daisy Jenks.
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A pesar de haber acontecido en pleno verano y a diferencia de las otras invitadas, la duquesa eligió un vestido en tonos oscuros que combinaba el negro con verde. Tonalidades totalmente fuera de temporada.
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El vestido de la firma Club Mónaco no tenía mangas y llevaba un estampado geométrico en la falda plisada.
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El atuendo de falda plisada y top abotonado al frente tenía un costo aproximado de 328 dólares.
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A pesar de que era estilísticamente correcto, el frente del top dejó entrever una camisola de encaje que llevaba Meghan por debajo.
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En esta ocasión, Meghan acertó con la elección de su fascinator en paja rizada negra de Philip Treacy y lentes oscuros.
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Sin duda, la duquesa aún tiene mucho camino que recorrer a la hora de formar parte de la realeza y encontrar el balance perfecto entre pasar desapercibida y no robarle atención a la novia.
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Será para la otra Meghan.
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