Las narraciones mitológicas siempre son interesantes y emocionantes, sobre todo porque explican los fenómenos cotidianos de una manera muy diferente a la que nos enseñan en la escuela.
Si te gusta la mitología griega, amarás esta historia

Si bien la mitología griega y romana son de las más difundidas, la cosmogonía mexicana no les pide nada y es igual o hasta más entretenida que estas. Nuestros antepasados tenían una interpretación muy completa sobre todo lo que les rodeaba: los fenómenos de la naturaleza, el origen del mundo, los diferentes dioses, etc.
Y para muestra un botón. A continuación te compartimos un relato que explica el origen del Pueblo Mixteco, en Oaxaca. Los mixtecos se denominan así mismos Ñuu Savi, que significa ‘Pueblo de la lluvia’.
Vindobonensis es el código mixteco que explica la creación del mundo. En este códice se explica que al principio sólo existía el cielo, la oscuridad y el caos en la tierra. Un buen día los ñuhus (dioses o seres divinos) se pusieron en fila y entraron a la tierra para trazar los ríos, levantar las montañas, crear las aldeas y crear la ciudad negra Ñuu Tnoo.
Posteriormente decidieron crear un lugar similar al cielo, pero que estuviera en la tierra. A ese sitio lo llamaron Apoala y construyeron ahí palacios para que habitara la primera pareja divina: el dios Culebra Puma y la diosa Culebra Jaguar. Estas divinidades representan la dualidad del universo, pues separaron la luz de la oscuridad, la tierra del agua y el arriba del abajo.

Cuando los dioses llevaron la luz a la tierra, no sólo llegó el Sol por el oriente, también un grupo de gigantes conocidos como “gentiles”, los cuales tenían un gran tamaño, fuerza descomunal e inteligencia sobrenatural. Estas virtudes les permitieron sembrar plantas, domesticar animales, así como dominar el viento, las sequías y la lluvia.
Mucho tiempo después de la creación del mundo tal y como lo conocemos, surgió la primera pareja de seres humanos. En el pueblo de Achiutla había una gran cueva con un manantial, del cual surgió un río poco caudaloso. El agua de ese río fecundo dos grandes y hermosos árboles, mismos que produjeron al primer hombre y a la primera mujer de la tierra, quienes a su vez procrearon los cuatro grandes señores que se dispersaron por los cuatro puntos cardinales para conquistar todo el territorio mixteco.
Los grandes señores tuvieron una gran batalla contra el Sol para adueñarse de la tierra. Uno de ellos, llamado Nueve Viento, lanzó sus flechas contra el Sol en una batalla que duró muchas horas. Al final del día el Sol cayó herido y adquirió su característico color rojizo que desprende al atardecer. Después de que lograron vencerlo, el pueblo mixteco tuvo el control de la naturaleza, por lo cual desterraron a los grandes gigantes que antes la vigilaban y se consolidaron como los cuidadores de esa región.
* Información tomada de El origen de los mixtecos o Ñuu Savi en Ecochac y de Mixtecos, pueblo de lluvia.
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