Es muy fácil que te veas tan absorbido por las horas que transcurren en la oficina, atento y concentrado a lo que debes hacer y a la estructura que te rodea, que te olvides de… relajarte. Si bien son convenciones, y ayudan a que tu vida laboral no sea un completo caos, no tienen por qué ser rígidas. Nos divierte jugar con ellas, quejarnos, parodiar ese funcionamiento un poco protocolar. Veamos cómo remediar la vida del oficinista, haciendo pequeños cambios (que hacen TODA la diferencia).
9 formas de que el estilo de vida de los oficinistas NO se apodere de ti
1. Cambia ese vestuario una vez cada tanto
Atrévete a incluir colores que se destaquen un poco. Seguro terminarás alegrando el día, o al menos tendrás algo de ti mismo para comentar.
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2. Tu planilla, tus reglas. ¡Aduéñate de esas planillas!

De vuelta, el color es tu aliado. Puedes intentar escribir algún comentario gracioso… ¡muéstrales que las planillas son muy útiles… cuando no están específicamente diseñadas para desorientarnos!
3. Transforma tu espacio. Decora. Vuelve a decorar
Tus primeros adornos eran hitos, mojones: ahí plantaste la bandera y dijiste “este espacio me pertenece”. El siguiente paso es hacer ajustes de vez en cuando, cambiar todo de lugar, seguir sumando.
4. Tu escritorio es ese bote que te lleva en la marea de papeles que tienes que procesar
¿Sientes cómo se mece? Estás navegando y debes hacerlo con tranquilidad. Oh capitán, ¡mi capitán! Llévanos a buen puerto.
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5. ¡No corras!
Tómate un momento para desayunar con tranquilidad, haz las pausas que necesites y date algún gusto de vez en cuando: por ejemplo, puedes tomar una bebida distinta los miércoles, en la mitad de la semana. Un refresco o un jugo de frutas endulzarán tus días.
6. No permitas que el after office se transforme en una rutina

Úsalos para distraerte y encontrar nuevas formas de relacionarte con tus compañeros, pero no deben sentirse como una obligación. Puedes hacer propuestas distintas si la típica salida comienza a repetirse demasiado. Nuevos lugares hacen que todos saquen algo distinto de sí.
7. Usa esos pequeños descansos, son una bendición. Ni se te ocurra pensar en las miles de cosas que tienes pendientes. Simplemente, siéntate en ese grande y cómodo sillón que hay en tu cabeza. Respira holgadamente.
Descansar los brazos, la espalda, afloja las manos, tu cerebro empieza a emitir oleadas de bienestar y sientes que en esos minutos, recuperaste todo el aliento.
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8. Siéntate cómodamente en tu silla (sí, eso significa explorar nuevas posiciones)

Prueba cruzar y descruzar las piernas, quizás estirarte antes de volver a una postura que se sienta agradable. Te sentirás más despierto, más corpóreo, más rebelde. Ese apoyo hará que el resto fluya mejor.
9. Tómate un momento para emprolijar tu casilla de correo ¡Wow, cuánto estŕes has liberado!
No solo te habrás despojado de un montón de alertas molestas y recordatorios de cosas que han quedado atrás, sino que tu mente estará anclada en el presente, en esa zona de… wow, tu correo se transformó en un oasis. Paz, nítida paz.
¿Te sientes un poco más a salvo de la tiranía de la oficina?








