5 modas de vestir antiguas que ponían en riesgo nuestra salud

Érase una vez un montón de damas de alta sociedad que no podían dejar pasar la oportunidad para martirizar sus cuerpos con estas delirantes pero muy populares tendencias de la moda. En aquel momento, eludir estas prendas aparatosas era impensable y las intrépidas señoras demoraban horas en vestirse y requerían mucha ayuda para ponerse sus atuendos.

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Lo peor es que muchas veces, a causa de ellos, sus vidas peligraban y su integridad física se comprometía. ¿Sientes que a veces luchas por abotonar los pantalones para verte mejor? Solo mira esto y dinos si te imaginas usando alguna de estas prendas de alto riesgo.

1. El miriñaque o crinolina

Imagen Wikimedia Commons

Eran el último grito de la moda alrededor de 1850. Se usaban debajo de la falda para generar un efecto acampanado. Eran como una jaula metálica con aros de acero para sostener y levantar el vestido en vez de que colgara. Cualquier movimiento de la mujer generaba que la estructura se balanceara hacia los lados. Las damas adquirían tal diámetro que no podían acercarse a nada, ni sentarse, y les quitaba mucha movilidad (en algunos espacios reducidos, era imposible entrar con uno de estos).

Eran peligrosos porque una vez que se atascaban con algo, las mujeres fácilmente perdían el equilibrio. Además, se incendian con facilidad y en una corriente de aire, la mujer ahí atrapada puede volar por los aires. Se conocen más de 3000 casos donde sus portadoras murieron.

2. El corset

Imagen Wikimedia Commons

Se los usaba para  estilizar la figura femenina, para adelgazar la cintura al extremo. Al principio, se asociaban a la aristocracia aunque fueron ganando seguidoras en todos los estratos y se mantuvieron hasta el siglo XX. Se decía que constreñir demasiado a la mujer le podía ocasionar abortos: lo cierto es que los órganos internos sufrían cuando se exageraba la tensión.

La tenacidad con la que se quería modificar la anatomía era tan grande que no importaba si te cortaba la respiración o si apenas podías comer algo. De esta forma, las mujeres eran incapaces de realizar muchas actividades físicas que requieren flexibilidad.

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3. El “fontange”

Imagen Wikimedia Commons

Es como un enorme “arreglo floral” con cables y alambres para la cabeza, con toda clase de elementos decorativos. El tocado crecía en altura a medida que se acumulaban ornamentos y la dama en cuestión debía cargar con la estructura sobre sus hombros.

Fueron usados en Europa hacia el final del siglo XVII. Para las damas, era un motivo más para estar quietas y moverse con cuidado y delicadeza. En el peor de los casos, se podía enganchar con algún candelabro colgante (donde ojalá no hubiera ninguna vela encendida).

Maquillaje con plomo

Imagen Wikimedia Commons

Antes de que el maquillaje se transformara en una industria, muchas pinturas para el rostro eran creadas a base de plomo. Había uno en particular, llamado “ Venetian Ceruse” o “Espíritu de Saturno” que se usaba para parecer más pálido.

El metal pasa a la sangre y  envenena el cuerpo lentamente, generando toda clase de fallas internas en nuestros órganos. Hoy en día, sustancias como estas estarían prohibidas. Se suele decir que Isabel I, de Inglaterra, era usuaria asidua de este producto.

Cuellos duros

Imagen Wikimedia Commons

Estos  cuellos desmontables eran para caballeros y se popularizaron en el siglo XIX. Los dandies de la época preferían el color blanco y ataban la pieza acartonada gracias a unos prendedores en forma de botón. Lo erguido en la silueta masculina quería insinuar mayor virilidad. Eran una manera coqueta de vivir  estrangulado. Olvídate de agachar la cabeza si estás usando uno de estos (o de tragar con facilidad).