¿Neville no era un buen mago o solo tenía mala suerte? El misterio de uno de los mejores amigos de Harry Potter

Neville Longbottom es uno de los personajes secundarios más populares de Harry Potter, debido a la gran interpretación de Matthew Lewis (quien le dio vida al mago desde los 11 años) y por su ternura y sinceridad.

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Durante los 6 años que Harry fue al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, Neville no mostró ninguna habilidad mágica sobresaliente, para desgracia de él y de su abuela, quien quería que fuera un alumno destacado para rendirle honor a sus padres.

¿Por qué, a pesar de venir de una antigua familia mágica, Neville no es un buen mago? Al parecer la respuesta no es tan sencilla, y tiene que ver con una de las reglas más importantes de universo de Harry Potter.

Neville era el típico personaje cómico, tierno, olvidadizo y víctima frecuente de todas las bromas, tanto en los libros como en las películas, y muchos no solo se preguntaban cómo había llegado a Gryffindor, sino cómo era posible que no fuera un squib.

En Pociones conseguía resultados inverosímiles que Snape disfrutaba evidenciar con toda la clase; en Transformaciones nunca consiguió cambiar el aspecto de su sapo Trevor, y en muy pocas ocasiones contribuía con puntos para Gryffindor.

Pero, conforme avanzaron los años, todo fue cambiando. El pequeño y asustadizo Neville pasó a convertirse en un hábil mago, miembro clave del Ejército de Dumbledore y único defensor de los alumnos en los tiempos oscuros en los que los mortifagos controlaban Hogwarts.

Su cambio radical se debió a una simple tradición de los magos: en sus primeros años usó una varita que no estaba destinada a ser suya.

De acuerdo con el propio Ollivander, el mejor fabricante de varitas del mundo, «la varita elige al mago» y en sus primeros años de estudios Neville no tuvo el privilegio de ser elegido por una.

En Harry Potter y Las reliquias de la muerte explican que las varitas tienen lealtades: es decir que no obedecerá completamente a un nuevo mago sin que antes este hubiera matado o, por lo menos, desarmado al dueño anterior.

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Neville, desde su primer año en Hogwarts y hasta la batalla en el Departamento de Misterios, usó una varita heredada por su padre, quien fue incapacitado por Bellatrix Lestrange y vivía en el Hospital San Mungo para Enfermedades y Heridas mágicas junto con su esposa.

Un error algo extraño por venir de una familia de magos, pero que explicaría porque no puede realizar adecuadamente ni el hechizo más simple. Cambia su varita luego que se rompe en el Ministerio de Magia, y a partir de ese momento el verdadero potencial de Neville es revelado.

Neville usó la varita de Frank Longbottom para sentir más cerca a sus padres, ya que fueron torturados hasta la demencia por Bellatrix Lestrange y aunque no están muertos, no lo reconocen y no pudieron criarlo.

Neville creció con su abuela, una bruja severa y muy estricta, que siempre lo comparaba injustamente con Frank, quien era brillante en el colegio.

A pesar de todo, Neville era muy apegado a sus padres, incluso guardaba todos los empaques vacíos de chicles que su madre le regalaba cada vez que los iba a visitar.

El potencial de Neville era evidente, sobre todo en las materias que no necesariamente requerían una varita mágica, como herbología, en donde estaba al nivel de Hermione e incluso, años después de la Batalla de Hogwarts, fue elegido para relevar a la profesora Sprout en la enseñanza de esa materia.

Su actuación en Pociones seguramente era por el miedo que le tenía a Snape, quien lo ponía muy nervioso.

Snape odiaba a Neville porque casi era el Elegido en lugar de Harry, y en ese caso sería la madre de Neville y no Lily Potter la que habría dado su vida para proteger a su hijo.

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La nueva varita de Neville le ayuda a conseguir hechizos más complicados, y junto con su valor y lealtad a Harry le permitieron sobrevivir durante todo un año al dominio de los mortífagos. Incluso es una de las pocas personas que lograron destruir un Horrocrux, por lo que podría decirse que ayudó a matar a Voldemort.

Ahora ya sabes, Neville no era un mal mago, ni tenía mala suerte, simplemente la varita que usaba no estaba destinada a ser suya.

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