Conoce la verdadera y triste historia de Keiko, la orca de ‘Liberen a Willy’

Aquí te contamos la verdadera y triste historia de Keiko, la tierna orca que inspiró la aclamada película de los noventas ‘Liberen a Willy’.

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En 1993, la película Liberen a Willy lanzó a la fama a una orca: Keiko. La ficción giraba alrededor de uno de estos animales, que consigue escapar de su encierro gracias a un muchacho con espíritu rebelde.

De repente, la atención de miles de personas en todo el mundo se concentró en el “protagonista” de dicha cinta y en su verdadera historia que, desafortunadamente, no fue nada feliz como en la pantalla grande. Te la contamos.

Imagen Warner Bros. Pictures

Keiko fue capturada en 1979 mientras nadaba en las aguas de Islandia. Tenía apenas 2 años, pero inmediatamente comenzó la vida en cautiverio.

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Los medios reportan que primero fue enviada a un acuario del mismo país, después a uno en Canadá y, finalmente, en los 80, llegó a la capital de México para instalarse como atractivo en el parque de diversiones Reino Aventura.

Imagen Warner Bros. Pictures

Aunque tenía a su cuidado a 4 entrenadores, un vigilante y 8 personas más, el estanque de 40 metros en el que vivía pronto le quedó pequeño, ya que siguió creciendo.

Además, con el tiempo desarrolló algunos problemas de salud como infecciones dérmicas, de su aleta, los dientes dañados por morder la orilla de su alberca y ansiedad, detallan algunos medios de comunicación.

En el país, “debutó” como estrella de telenovelas, haciendo participaciones en Quinceañera y Azul.

Cuando la película que hizo famoso a este macho orca se estrenó, comenzó un movimiento que pedía que también se liberara en la vida real.

La petición tardó algunos años en convertirse en realidad, hasta que en 1996 (tres años después del estreno de la película), Reino Aventura, asociaciones y activistas crearon un plan para regresar a Keiko a su hábitat natural.

Sin embargo, como estaba en tan malas condiciones, primero tenía que rehabilitarse y volver acostumbrarse a estar en aguas marinas.

El 7 de enero de 1996 fue trasladado a un acuario en Oregon (Estados Unidos), donde finalmente entró en contacto con el agua de mar, peces vivos como alimento y comenzó a sanar las heridas de su piel.

Al poco tiempo fue notorio que no sería fácil reintegrarlo a la vida salvaje. Su instinto de caza no estaba desarrollado del todo y, en ocasiones, regresaba o jugaba con los peces que se le daban.

Tras pasar dos años en dicho acuario, Keiko finalmente viajó a las aguas de Islandia.

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Ya en su lugar de origen, también se le educó por un tiempo. Se le construyó una especie de corral en el mar, donde podía nadar libremente y poner en práctica algunas de sus habilidades de supervivencia.

Finalmente, en marzo del 2000 se le abrieron las puertas del corral para que pudiera integrarse con las demás orcas. Aunque se les acercaba y jugaba con ellas, nunca logró unírseles por completo, ya que seguía buscando a los humanos.

La orca Keiko pasó sus últimos años entre la vida en el mar abierto y el contacto con sus entrenadores.

El 12 de diciembre del 2003 falleció en la bahía de Taknes. Se decidió enterrarla en tierra, a diferencia de las orcas en libertad, cuyo cuerpo queda en el mar.

¿Conocías su verdadera historia?