Las manos son una de las partes más expuestas de nuestro cuerpo. Ya sea en invierno o en verano, nuestras manos sufren los cambios climáticos. En invierno, el frío y el viento las dañan; y en verano también lo hace la exposición al sol o cuando pasamos bastante tiempo dentro del agua, en la pileta o el mar. ¡La sequedad de las manos sí que es un problema!

La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, por lo que mantenerla saludable y bonita es una misión ardua y en la que hay que trabajar todos los días.

La linfa es una sustancia orgánica compuesta por linfocitos, sales, agua, proteínas, urea y fribrinógenos. La misma se desplaza a través de los ganglios linfáticos y se ocupa de devolver a la sangre los contenidos proteicos, y de expulsar toxinas y residuos a través de determinados puntos del cuerpo, conocidos como nodos, que se ubican en zonas como las axilas, la ingle, el cuello y los senos.

El cuidado del cabello ha sido siempre una gran preocupación de las mujeres, y cada día lo es más también de los hombres, pero ¡vaya si resulta difícil conservar una cabellera saludable e hidratada!, pues además de estar expuestos a la intemperie la mayor parte del tiempo, en la mayoría de los casos, el pelo es usualmente tratado con productos químicos que con el tiempo resultan más perjudiciales que beneficiosos.

A medida que avanza el verano en algunas latitudes, se va adquiriendo un atractivo bronceado que refleja las relajantes tardes pasadas en la playa y una vida saludable al aire libre.

Una crema para las manos debería ser un cosmético siempre presente en cualquier casa, pues además de permitir que las manos sean más suaves y se vean mejor, realmente constituye una forma de protegerlas y restaurarlas luego de cualquier tarea realizada: jardinería, lavar ropa o la vajilla, reparar el automóvil, pintar las paredes, o lo que sea.