Imagínate esta situación: Vas a cenar a la casa de tus suegros, y el menú es pollo con papas. Tú amas el pollo, pero te parece imperdonable comerlo con un tenedor. Ahí estás, sentado en la mesa con tus suegros mirándote de reojo.

Las primeras citas suelen ser situaciones bastante peculiares: por lo general, los nervios se apoderan de enteramente de nosotros y sentimos que básicamente todo puede llegar a salir muy mal. Pero claro, como la otra persona también está viviendo la misma situación nada sucede y todo sale bien… Bueno, no siempre, pero pensemos en positivo y supongamos que todo sale bien.

Sin duda alguna, Los Sims (el juego) se ha convertido en un clásico del mundo gamer; su versatilidad y capacidad de inmersión lo han destacado entre los videojuegos de su época. Ahora bien, lo que en un principio nacía como un proyecto de simulación en donde podrías tener una vida virtual con todo lo que ello conllevaba, se transformó en una plataforma criminal sin precedentes, en la que teníamos carta libre para cometer tantas atrocidades como el código nos permitiera cometer.

Hace unos meses me mudé a un barrio tranquilo, muy seguro. Me encantaron los árboles frondosos de la cuadra, uno de los motivos que me hicieron decidir quedarme en este lugar. Sí, quizás tomé una decisión muy rápida, pero siempre me dejé llevar por el primer sentimiento y créeme que esos árboles se veían muy lindos desde la ventana.